III
ya no sé quién guía las teclas
de las que surgen estos versos
no son mis manos:
las perdí dentro de otro cuerpo
vuelvo a un refugio
donde tampoco estoy a salvo
de dudas de alquiler
de deudas futuras que no deseo
parpadeos negro sobre blanco
gritos estrangulados en red
pensamientos coagulados de imprecisiones
radiografías de rostros inexistentes
mejor imaginar que asumir certezas
distancias necesarias
peligro: no tocar
hay demasiado material explosivo aquí dentro
un día de estos
me inmolaré con vértigo suicida
no sé si te gustará
recoger mis despojos.
ya no sé quién guía las teclas
de las que surgen estos versos
no son mis manos:
las perdí dentro de otro cuerpo
vuelvo a un refugio
donde tampoco estoy a salvo
de dudas de alquiler
de deudas futuras que no deseo
parpadeos negro sobre blanco
gritos estrangulados en red
pensamientos coagulados de imprecisiones
radiografías de rostros inexistentes
mejor imaginar que asumir certezas
distancias necesarias
peligro: no tocar
hay demasiado material explosivo aquí dentro
un día de estos
me inmolaré con vértigo suicida
no sé si te gustará
recoger mis despojos.
FIN
Poema completo:
Madrid, 4 de febrero de 2008
5 comentarios:
el arte puede tener violencia?
algunos caminos no son recíprocos.
muuuuaks.
Nadie está a salvo, sólo existe la falsa seguridad. Un día de estos, mejor te quedas, que los despojos no los quiero.
Cuánto dolor.
Besos
Mejor un corte de mangas un día de estos.
Nada de despojos, aunque se lean poéticos.
Un besazo.
El arte puede no tener violencia
Sufrimiento, dolor
Mejor fuera que dentro.
puede, el arte, no tener violencia?
Pienso que, allí, fuera, mejor imaginar que asumir certezas también.
bss a tí y a tus despojos
Debería al menos no huir (el arte que no es morirse de frío) de la violencia cuando está nos rodea.
Fin de la serie tuneada, de la trilogía un tanto amarga y pesimista, un tanto generación X, y eso ya pasó de moda (eso dicen, yo no lo creo).
A veces lo que decimos no es lo que se interpreta y viceversa, siempre viceversa. Todos parpadeamos negro sobre blanco y vivimos de rostros inexistentes, caras en nuestra imaginación, ¿que es sino el enamoramiento más que una extraña ficción?
Estos tres poemas saben a café sin azúcar, intensos de sabor pero ásperos, mejor tomarlos en sorbos pequeños, especialmente a los que no son muy cafeteros.
Nihilismo treitañero en estado puro.
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