La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

lunes, 31 de diciembre de 2012

Suerte y felicidad




La felicidad consiste, principalmente, en conformarse con la suerte;
es querer ser lo que uno es

- Erasmo de Rotterdam -





Y en 2012 llegó la calma. No ha sido un año de grandes emociones, pero sí de asentar los logros, los afectos, las metas. Tener más claro lo que quiero y lo que no quiero, necesitar lo justo, no tener miedo a las decisiones y a dejar lo que ya no me sirve.

No me acuerdo del mes de enero (qué tristes los meses de invierno), en febrero hubo una fiesta (y mucho cabreo por lo que está pasando en nuestro país, en nuestra ciudad), en marzo se presentó un libro (y hubo otra fiesta) , en abril no tuve necesidad de celebrar mi cumpleaños (se presentó otro libro y fui), en mayo me fui a la playa en una semana en la que debí haber estado en Madrid (se presentaban libros y no pude estar) y este blog cumplió cinco años (y ni siquiera lo mencioné). 

Junio fue raro y rápido, muchas cosas en poco tiempo. Un cambio de casa imprevisto pero decidido, ilusionante y complicado pero con final feliz. Un viaje a Londres donde hubo chispazos de suerte y casi de magia (y una falda muy muy corta). Maratón de feria del libro y fiestas editoriales. Julio fue una mudanza y un cambio de planes de vacaciones que no fueron malas pero que pudieron ser mejores (y un cumpleaños y una foto con un sombrero). Agosto empezó con un viaje sencillo y divertido, deseado desde hacía tiempo (la importancia de las amigas) y después fue tranquilo y plácido (hasta escribí un diario). 

Septiembre fue raro (hubo sorpresas, cumpleaños y ambas cosas en una). Y una velada en una azotea (que puede que fuera en agosto). Y una boda. Y una despedida. No hubo un viaje a Venecia ni una fiesta en mi terraza. Octubre fue primaveral y también hubo cumpleaños que coincidían (otra vez la imposibilidad de estar en dos sitios a la vez, la rabia de tener que elegir) y una obra de teatro. Hubo comidas en mi nueva casa y la compañía de los amigos (ese lujo). En noviembre también hubo comidas y amigos y el invierno se echó encima. Floreció el rosal y fotografié amaneceres. Después llegó diciembre con sus rituales (y una obra de microteatro a la que fui y un musical al que no) y buenos gintonics y planté adelfas. El año termina con una nochevieja celebrada por adelantado y de día, con sus uvas, su champán, sus brindis, sus risas y su buen rollo, como deberían ser las nocheviejas que casi nunca suelen ser.

En 2013 seguiré cuidando el jardín y a los amigos (y a mis padres), iré al teatro, organizaré comidas y fiestas, avanzaré en la escritura de la novela, iré a dos bodas, soñaré con Lisboa (y también me cabrearé y me entristeceré por lo que está pasando, por el derrumbe de los logros que creíamos tan seguros, por los cambios que a saber dónde nos llevan, me indignaré por las mentiras, las falsedades, los engaños y las tomaduras de pelo, por la vergüenza en las que se han convertido los medios de comunicación). Buscaré lecturas que me emocionen,  rastrearé series a las que engancharme y ojalá descubra alguna canción de la que no pueda deshacerme. Seguiré durmiendo mucho, perdiendo el tiempo, llegando tarde.

Y ojalá que siga queriendo ser lo que soy.



Felicidad, salud y paz para 2013. Y suerte, mucha suerte. 







miércoles, 26 de diciembre de 2012

Reseña de "La Cuarta Muerte" de Antonio Mercero Santos


Aquí está mi última reseña del año: 

La cuarta muerte o la historia de Leo Echávarri, un adolescente siempre metido en líos. Si eres fan de tipos como Holden Caulfield o Guillermo Brown, no te pierdas esta novela.


http://www.culturamas.es/blog/2012/12/23/la-cuarta-muerte/






sábado, 15 de diciembre de 2012

BALANCE


Diciembre no es tampoco el mes más cruel, ni siquiera el más frío, ni el más lluvioso. Puede que el más oscuro, pero siempre hay luces encendidas, fuera y dentro. Diciembre es el mes de la melancolía y la nostalgia, en caso de que sean distintas. Hay una nostalgia aún peor que la de lo no vivido: la nostalgia del futuro. La esperanza es el veneno más dulce. Pero hay que confiar, es lo único que nos queda. 

 Hacer balance y poder decir: al menos cuatro hombres me amaron. Yo amé a dos de ellos y a algunos más, que nunca me quisieron. Uno me dejó, a otro tuve que dejarlo, a los otros dos los abandoné cuando supe que nunca iba a ser suya porque no me conocían. Otro, que sólo fingió amarme y al que yo quise amar, huyó. Ahora puedo reconocer que a tiempo, aunque entonces no me lo pareciera. He conocido amores distintos, con distintos rostros y ropajes. No sé si he aprendido algo. Ya no sé si busco, pero espero. 

Hacer balance y poder decir: escribo. Sólo a veces, no todo lo que me gustaría, no siempre con éxito. Pero sigo en ello. La escritura sigue siendo un lugar feliz. 

Hacer balance y poder decir: viajé, conocí ciudades, hoteles, restaurantes, calles, monumentos, paisajes. Coleccioné impresiones que guardo en cajitas de memoria. 

Hacer balance y poder decir: sobreviví. Al desamor, a la enfermedad. Que me hicieron más fuerte pero no cambiaron mi esencia. 

Hacer balance y poder decir: aquí estoy. Y que alguien, en algún sitio, cerca o lejos, conocido, desconocido o por conocer, esté conmigo.








jueves, 6 de diciembre de 2012

Reseña de LA CIUDAD DE LOS OJOS GRISES, de Félix G. Modroño




Reseña publicada en la sección "Doble mirada" del blog de crítica literaria La tormenta en un vaso




La ciudad de los ojos grises  es una novela que nos hace viajar. Viajar en el tiempo, a finales del siglo XIX y principios del XX, un tiempo convulso —si es que hay alguno que no lo sea—, de cambios vertiginosos en las ciudades que se modernizan a una velocidad hasta entonces desconocida. Y viajar en el espacio, de una capital en apogeo como París, en plena Belle Epoque, a Bilbao, una ciudad industrial que acepta las transformaciones sin perder sus costumbres. Hay en esta novela viajes físicos, en trenes que no siempre son de ida y vuelta y, sobre todo, viajes emocionales, a un tiempo ya pasado que encierra secretos y enigmas nunca resueltos.

Alfredo Gastiasoro, profesor de arquitectura en París, regresa a su ciudad natal, Bilbao, tras enterarse por una noticia del periódico de la muerte de Izarbe Campbell, un amor de juventud truncado de manera incomprensible y esposa de su hermano Javier. Es diciembre de 1914, Europa está en guerra desde julio, y Alfredo vuelve a Bilbao para librar sus propias batallas.

El autor utiliza flashbacks hábilmente estructurados para narrar la evolución física, económica y social de ese Bilbao de finales del XIX. Los datos que aporta resultan interesantes, no restan ritmo a la novela y contribuyen a crear la atmósfera de la historia, mezclando personajes de ficción y personajes reales de manera natural, nada forzada. Desfilan por sus páginas don Miguel de Unamuno, Marie Curie, Indalecio Prieto, María de Maeztu. Esas idas y venidas del presente al pasado sirven para dar pistas, decisivas en el desenlace, que no pasarán inadvertidas al lector atento, manteniendo un suspense que incita a no parar de leer.

Alfredo ayudará en su investigación al comisario Fernando Zumalde, compañero de infancia y adolescencia y amigo leal desde entonces, y en sus pesquisas recorrerá las calles de Bilbao, sus barrios, sus cafés, sus bajos fondos, sus clubes privados donde se hacen y deshacen negocios de todo tipo, siguiendo pistas que le lleven a descubrir cómo murió Izarbe.

«Nadar en aguas tibias no es lo mismo que alternar aguas frías con aguas calientes. Y a estas alturas de su vida, Alfredo no sabía muy bien en qué aguas nadaba», dice el narrador. Desde luego, no es el caso de Félix G. Modroño. La novela alterna pasado y presente, historia y ficción de manera hábil y amena, generando una intriga que nos mantiene atentos durante casi cuatrocientas páginas. Los personajes son creíbles y cercanos, los diálogos ágiles y la prosa precisa y eficaz. Destacan los personajes femeninos, en mi opinión más ricos y con más matices que los masculinos; resultan también deliciosos, en todos los sentidos, algunos pasajes gastronómicos: a los protagonistas les gusta comer bien, y hay referencias a lo que degustan y dónde. También ciertas descripciones y reflexiones del narrador —sobre el arte, la política, el amor, las mujeres, los recuerdos, la memoria— aportan a la novela interés y un toque que va más allá del mero entretenimiento.

LA CIUDAD DE LOS OJOS GRISES

 (http://laciudaddelosojosgrises.blogspot.com.es)
FÉLIX G. MODROÑO (http://elcazadordemomentos.blogspot.com.es)
ALGAIDA, 2012 (2ª Edición)
400 páginas