La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

miércoles, 30 de enero de 2008

Fugacidades X

RETORNOS ETERNOS

Odiábamos tanto los finales que acabamos enganchándonos a los reencuentros. Volvíamos a los comienzos una y otra vez, hasta que todo terminaba y vuelta a empezar. Así fue durante siglos. Pero después de uno de esos adioses nos desencontramos del todo y ya nada, ni siquiera el principio, volvió a ser lo mismo. Entonces incluso los finales dejaron de tener sentido.

domingo, 27 de enero de 2008

La noche del tamarindo

Dos noticias científicas han copado en estos días algunas portadas. En Estados Unidos investigadores del Instituto Craig Venter han logrado reconstruir por primera vez el genoma completo de un ser vivo: es el primer paso para crear vida artificial. En Valencia el Centro de Investigación Príncipe Felipe ha presentado un proyecto para clonar células humanas con fines terapéuticos.

Y yo no les hubiese dado demasiada importancia si no fuera por una de esas casualidades o coincidencias que a veces se producen y que nunca dejan de sorprender. No me hubiesen llamado la atención si no estuviese leyendo La noche del tamarindo, última novela de Antonio Gómez Rufo, (Planeta, 2008) en la que se plantea precisamente la posibilidad de alargar la vida mediante la experimentación con células madre y procesos de transformación biogenética.

Hay muchas cosas que llaman la atención en esta novela. En primer lugar, el título. Algo se desvela de su intención en la solapa:

“El tamarindo es un árbol muy peculiar: cuando llega la noche y el sol se va, sus hojas se cierran sobre sí mismas y dejan visible el tronco, que puede contemplarse en toda su desnudez (...) Lo mismo sucede con muchas de las emociones que asaltan en la vida: por la noche son más visibles los gozos y los sufrimientos, las esperanzas y las decepciones. Más evidente la vida; pero también más evidente la muerte”.
El protagonista, Vinicio Salazar, es un hombre rico, inmensamente rico. Pero su fortuna no le sirve de nada porque con ella no puede comprar la vida de quienes ama y todo el dinero del mundo no le sirve para alejar de sí la soledad: esa soledad profunda que se siente en mitad de la noche, que acompaña en las madrugadas como una cantilena que uno no puede sacar de su cabeza ni de su alma.

Solo y desolado, decide vengarse de la muerte prolongando su vida hasta más allá de lo razonable, persiguiendo una inmortalidad que lo hará eterno. Cueste lo que cueste. Su empeño le ciega y con su fortuna compra vidas, silencios y voluntades. En su desesperación y con su inmensa fortuna, cuestiones éticas como el asesinato, el tráfico de órganos infantiles o la experimentación científica con seres humanos no son más que obstáculos menores fáciles de sortear.

“Con sus posibilidades, amigo mío, no hay leyes humanas o divinas que supongan portón a sus deseos. Quiero decir que no se frene en barreras, ni ahorre calderilla en caprichos, que la penitencia de cumplir las leyes sólo es obligatoria para pobres, dóciles y rendidos”, le llega a decir uno de los personajes a Salazar.

"La sociedad se las había ingeniado para que unos pocos seres humanos alcanzasen la fortuna e indicasen a los demás que, si se comportaban de una manera obediente y sumisa, tal vez podrían obtener también el éxito. La sociedad escogía con sus tentáculos soluciones individuales, no amparaba a la colectividad. El centro del mundo no era el ser humano, sino algunos seres disciplinados, cómodos, rendidos, esclavizados. Y en ese modelo social, ¿quién era él? Tan solo un millonario indecente con una fortuna indecente pretendiendo llevar a cabo una aspiración indecente."

Da qué pensar, sin duda.


Más frases de La noche del tamarindo:

"Yo siento por Van Gogh algo que no sabría explicar: mirar uno de sus cuadros es convencerse de que es posible descubrir dónde se esconden las almas."

"El amor no es tiempo: es un espacio."

"La soledad no es menor por conocer a alguien, sino porque alguien le reconozca a uno."


"Cuando huir se convierte en una necesidad acuciante para reencontrar la libertad, cualquier otro bien queda enmascarado, incluido el de la propia libertad, aunque ello pueda parecer una paradoja. Huir para alejarse del drama es un engaño del deseo y también una necesidad de incautos porque quien huye acarrea el drama hasta donde el destino lo lleva, igual que si se tratase de un tumor alojado en las costuras del alma. Huyendo es posible distanciarse de las cosas y las personas, incluso de los paisajes; pero no hay lugar donde poder esconderse de las emociones cuando han levantado su almena en las revueltas y meandros por los que va corriendo el imprevisible río de la vida."

"La esperanza y la fuga: dos razones para alimentar la ilusión que quiebra palmeras, el ánimo que siempre es posible cambiar, la ensoñación que dice que ha llegado el tiempo de intentarlo."

"- Te aseguro que no quiero enamorarme. La sola idea de pensarlo me pone triste. Hace mucho tiempo que presiento en todo nuevo amor un futuro olvido, y esa sensación me entristece."

Video: http://www.youtube.com/watch?v=7ZilW1wY3Us

Más sobre la novela en: http://nochesdetamarindo.blogspot.com/

Más sobre el autor en: http://www.gomezrufo.net/

jueves, 24 de enero de 2008

Contra el tiempo

Para Sandra Garrido

Tempus fugit
-L´habitació d´Arles -


Crecí a mi pesar
rompiéndome las venas contra el tiempo
por luchar con la vida en su propio terreno.

Los años me adelantaron sin pedir permiso
bautizándome con una lluvia de silencios.

Tuve que hacer en una tarde
los deberes de todos los inviernos.

Me comí todas las dudas en un bocadillo
escondiendo las preguntas
para no encontrar respuestas.

Tres décadas después
mi cuerpo arrastra cansancios tempranos
de adulto perdido.
No hay avisos, sólo laberintos.
Infinitas trampas y luces inciertas.

Crecer es el castigo
por haber dejado escapar la infancia.

lunes, 21 de enero de 2008

Blues del área de descanso

La chica del área de descanso
trabaja de sol a sol.
Nadie le dedicó una canción,
ni siquiera un poema.

Vive en tierra de nadie
lleva el desarraigo tatuado
en las suelas de sus botas.

La mala fortuna
no atiende a razones.

Robó todas las cassettes
de la gasolinera.
Los cd´s ya no le interesan:
no entiende el inglés.
A veces tararea una melodía
y canta bajito:

Su casa bordeando la autopista
hizo que ella creciera muy deprisa
...

La chica del área de descanso
ha aprendido a protegerse de la luz del día.

A veces algún forastero le dice:
“Sube al camión y escapa conmigo”.

Ella sonríe,
recoge la propina.

Después se va a dormir
y nunca sueña.

sábado, 19 de enero de 2008

Realidad vampira

Mordiscos de realidad
directos a la yugular.

Sangro y escupo
desde la misma herida.

Desde dentro.

No quedan vísceras que retorcer:
ya las exprimí todas.

Expulsé mis tripas
en cada verdad.

Y vosotros no quisisteis escuchar.

Mi carne estalla
con cada silencio que mastico.

Me tragué la lengua,
no proclamé las mentiras que me pedíais.

Finjo y exploto
cada palabra no gritada.

Vacío de lamentos invisibles.

Os quedasteis mirando
mientras me desangraba.

Alejad vuestras lágrimas
del charco que ahora soy.

martes, 15 de enero de 2008

Nocturna

Me rompo en palabras
que ahogan mis gritos.
La noche no da tregua
con sus luces para insomnes.

Voces, risas.
Ajenas, lejanas.
No estoy invitada a esa fiesta.
Sólo guardo un pase para el desconcierto.
Asiento reservado en primera línea del crematorio.
Asisto a la incineración
del yo que quise ser en otras vidas.
Fantasma de mí misma,
me atan mis propias cadenas.

Desde hace algún tiempo
no me veo en los espejos.

sábado, 12 de enero de 2008

Cambios, esperanzas y series de televisión (II)

Como continuación de mi último post, y en relación a los conceptos de cambio y esperanza como motores vitales cuando uno se ve obligado a reconstruir su vida y empezar de nuevo, traigo a colación otra serie que hice mía desde el primer capítulo: Everwood (ahora en reposición por las tardes en La2).

Es la historia de Andy Brown, un prestigioso neurocirujano neoyorquino que tras perder a su mujer en un accidente de coche recala en Everwood, un pueblecito en las montañas de Colorado, para ejercer como médico de cabecera y dedicarse a la educación de sus dos hijos, Ephram, quinceañero con un gran futuro como pianista, y Delia, inteligente, madura e independiente a sus 9 años.

Cada capítulo comienza con la voz en off de un narrador, Irv Harper, que está escribiendo una novela basada en los habitantes de Everwood. En el capítulo 17 de la 3ª temporada termina su novela. Y de ese capítulo es este extracto que, como ya escribí en la entrada anterior, arroja luz sobre la vida de todos los que, en un momento u otro, luchamos por salir de los escombros de un proyecto que se ha venido abajo. Y que, aún aturdidos y cubiertos por los restos de la demolición, miramos a la vez atrás, sin comprender, y adelante, por mero instinto, porque no queda más remedio. Con el dolor a cuestas y esa mezcla de agradecimiento y culpabilidad de los que se saben supervivientes.


"La gente llegó desde muy lejos al pueblo de la montaña. Yo lo hice desde el norte, buscando un objetivo. El Dr. Brown vino desde una ciudad huyendo del pesar. El destino tenía otros planes para nosotros dos. Podéis pensar que es mejor que el destino te descuide a que te preste demasiada atención. Cuando te regala sus favores, seguro que tu vida cambia, rara vez para mejor, pero siempre con mayor profundidad. La primera víctima siempre es el corazón. Nada duele tanto como eso. Es como sacrificar a tu reina. Puedes seguir jugando aunque no puedes evitar sentir que ya has perdido la partida. Pero extraña y cruelmente, el corazón afligido sigue latiendo. No importa lo mucho que desees que se detenga. Respiras una vez más, das otro paso y te despiertas de nuevo bajo el poco comprensivo sol.

Sigues la inercia fingiendo que el mundo es una criatura de sangre caliente. El doctor y yo sabíamos mucho acerca de eso. Los dos habíamos hecho un largo camino para descubrir que los propósitos no duran y que la pena puede agujerear cualquier felicidad. Sólo cuando piensas que el destino ha dejado de maltratarte y que quizá sea de nuevo la hora de la esperanza es entonces cuando llegan las verdaderas promesas.

Quizá por eso, de entre toda la gente del pueblo de la montaña, sigo pensando en el doctor. Él le dio la vida a tantos sólo para que le arrancaran la suya del pecho. Pero aun así, logró dejar a un lado su dolor y su arrepentimiento y miró hacia delante buscando nuevos recuerdos y nuevos errores. Pienso en él y recuerdo que siempre tenía una razón para intentarlo de nuevo. Pienso en él y tengo esperanza en la esperanza."


jueves, 10 de enero de 2008

Cambios, esperanzas y series de televisión (I)

No es la primera vez que hablo sobre el poder terapéutico de algunas series de televisión. Ver reflejado en la pantalla los pensamientos y sentimientos propios y, en ocasiones, hasta vivencias parecidas a las nuestras es reconfortante. Uno se siente menos solo. Y en la pantalla todo es más bonito. Como dice Ray Loriga en Héroes :

“Si pudiera vivir dentro de una canción para siempre todas mis desgracias serían hermosas. Y eso les daría a las desgracias otro sentido. Igual que las desgracias de Billie Holliday consiguen ahuyentar las mías, mis desgracias pasarían a ser el quitanieves en la puerta de otro”.


Pues eso me ocurre a mí con ciertas series. A veces siento que hablan de mí y me explican mejor que yo misma. Determinados capítulos llegan en momentos vitales en los que se produce una coincidencia mágica. Y uno llega a creer en la existencia de los universos paralelos.

Ayer me pasó con el primer capítulo de la nueva temporada de Anatomía de Grey. En un momento vital en el que los conceptos de CAMBIO y ESPERANZA son a la fuerza las riendas que tiran de mi existencia, y más coincidiendo con el principio de año, excusa perfecta para creer en ambos, llegaron a mí escenas como ésta:

Izzie Stevens (preciosa y encantadora Katherine Heigl), residente de segundo año, en su primer día ante sus nuevos alumnos ávidos de ver pacientes de verdad, se encuentra con un niño de unos siete años que le pide que salve un ciervo herido. El padre del niño quiere dejarlo morir, intentando convencer a su hijo de que es mejor y que luego podrán comérselo, pero el niño implora que por favor lo curen. Ante el escepticismo de todos y el estupor de sus alumnos, sin ser veterinaria sino cirujana, Izzie se empeña en salvar al ciervo. El padre comenta que su hijo debe endurecerse y afrontar las realidades de la vida, y que la actitud de la doctora le parece infantil. A lo que Izzie responde:


"No es infantil tener esperanzas. De hecho es muy duro".

Por supuesto, consigue salvarlo (no lo olvidemos: es una serie de televisión) y, triunfante, Izzie se dirige a los estudiantes:

"Podéis cabrearos o ajustar vuestras expectativas. Soy de las que puede convencer a un niño de lo imposible".


Al final del capítulo, Meredith Grey nos recuerda voz en off:


"Los cambios no nos gustan. Y los tenemos. No podemos evitar que lleguen. O nos adaptamos al cambio o nos quedamos atrás.

Duele crecer y quien diga que no miente. Pero una cosa es cierta: a veces cuanto más cambian las cosas más permanecen como siempre. Y a veces los cambios son buenos. A veces los cambios representan TODO".




En fin, que en estas fechas – por fin rebasadas – de empalagosos y manidos deseos gratuitos, bienintencionados y obligatorios, que una serie de ficción -¿o no tanto? – hable de lo duro que resulta tener esperanzas, de ajustar expectativas y de la necesidad de adaptarse a los cambios resulta una bocanada de aire fresco, real y crudo. Como la vida misma.



Anatomía de Grey. Miércoles a las 22 h. en Cuatro.



lunes, 7 de enero de 2008

Dibujos en el aire

A mis padres

Encontrar mi voz:
esa es mi tarea.

Fabricar unas alas a medida
que me sostuvieran:
esa fue la vuestra.

Las plumas caerán,
es inevitable.
Me desharé de ellas,
es ley de vida.

Buscaré un nuevo plumaje
lejos de aquí.

Mis aullidos
tendréis que escucharlos.

Y no habrá nada que podáis hacer.

Caeré
y me sostendréis.
Me prestaréis refugio
cada vez que vuelva.

Me iré de nuevo
y oiréis mis cantos,
de lejos.

Dibujaré besos en el aire
con mis alas prestadas.

sábado, 5 de enero de 2008

A los Reyes Magos

CALENDARIO POR VENIR



Dame una primavera
que calme este frío de enero,
este sol de mentira,
este invierno tan largo.

Dibújame un abril que no haga tan lenta la espera,
un mayo sin nubes, con más flores que nunca.
Invéntame un verano de mar y de risas,
un junio apacible proyectando deseos
bajo el calor de un julio frenético
y un agosto perezoso e infantil,
que dure hasta el fin de septiembre.

Quiero un otoño sin que caigan las hojas,
sin que la lluvia me moje,
sin que llegue el invierno,
tan largo y tan frío
que entumece mis sueños.

jueves, 3 de enero de 2008

Fugacidades IX

NOSTALGIAS

Hay lugares poco propicios para la lógica. La razón se diluye anegada por el aire que conserva la intensidad del momento en que nuestro presente se hizo pasado. El rumor de que algo importante estaba pasando no nos dejaba escuchar las palabras que quedaron incrustadas para siempre en una burbuja de tiempo.

***
ETERNA CANCIÓN

Sé que hubo un tiempo de primaveras de estío y sonatas de duda,
de amistades furtivas de humo y palabras. Retengo los recuerdos que se me escapan como arena entre las manos. Destierro los olvidos para no dejar que el pasado huya.

***

NAUFRAGIO

Ya no me dejo engañar por el invierno y no me quiero vestir de primavera. Me refugio en los ropajes de la noche para cubrir la piel del deseo. Me duelen los pensamientos empapados de tu esencia y me aferro a los dedos de tu compañía. Me empeño en no perder el rumbo de mis fantasías para no naufragar en el vacío de las realidades.


martes, 1 de enero de 2008

Poema Post Nochevieja

Resaca de champán
y de otra vida.

Gusto de sorbos
aún calientes
de labios arrancados
con la ferocidad de las despedidas.

Hoy toca beber sangre.

Saben ásperos
los tragos equivocados.

Brindo en copas alargadas
a la salud
de los tiempos por venir
de noches distintas
a tantas otras noches de ayer
cuando las burbujas
no laceraban la garganta.

Sello con carmín
el cristal que no me refleja
que proyecta
colores que no son míos.
Lacre con el que traiciono
algunas promesas de entonces.

Alzo de nuevo el vaso
lleno de licor
y tan vacío.

Brindo

bebo

río
mis ojos
sudan

mil gotitas

brillantes.