La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

miércoles, 31 de diciembre de 2008

31 de diciembre de 2008




Despido el año en una playa de invierno. Desde la cama veo el mar. Palmeras, arena y el mar, gris pero en calma. Y me siento a salvo. Sin urgencias, sin la estridencia de las grandes expectativas. Simplemente a gusto. En paz.

2008 se acaba y es tiempo de echar la vista atrás, de hacer balance, de sabernos un año más viejos, más sabios, distintos pero no tanto. Es tiempo también para la esperanza, para los deseos, para los propósitos de todo tipo con el año que empieza. El mismo ritual de todos los años, y tan diferente cada vez.

Repaso 2008 y sé que no empezó en enero, sino en marzo, una noche de sábado en la Tetería de la Abuela, congregados por Carmen, en la que se empezaron a abrir puertas, amigos, mi nueva vida de ahora. Portazo, por fin, a lo de atrás. Aunque yo entonces no lo supiera aún, aunque no pudiera saberlo.

En abril, mes de nacimientos, el Bremen, que no es otra cosa que sus tripulantes, quienes lo hacemos posible. Y de nuevo ilusionarse por algo, y tener motivos para muchas cosas. Y sentir abrirse el mundo, y encontrar un lugar. Llámese cueva, llámese miércoles, llámese amigos.
Y volver a ver fútbol, después del Mundial de 2006, después de.

Y un verano, por fin. Y regresar a la ciudad del viento con nuevos ojos, y conocer el Pay-Pay, una noche de estrellas casi perfecta en las ruinas de la playa de Bolonia (y las noches de después, aunque no todavía entonces), y la alegría, y la esperanza, y un hombre con manos de pianista y risa inolvidable que hace tortitas para desayunar, y las ganas de volver.

Y un otoño sin tristeza, con la nostalgia justa, sin necesitar más, aunque tampoco menos. Calma interrumpida a finales de octubre, una semana para olvidar, la vida y la muerte en tres días, de repente las ineludibles certezas de la realidad, y pérdidas que asumir aunque no se quiera.

Y el invierno crudo y frío, pero yo dentro. Viendo la vida fuera, esperándome. Y dispuesta a recibir 2009 en pie, con estas fuerzas de ahora, con lo que quiera traer.

Y dispuesta, también, a seguir sumando amigos dentro y fuera del blog. A seguir poniendoos cara, cuerpo y voz a algunos, como este año (Adrián, Sergi, Ana), a esperar hacerlo, algún día, a otros.

A seguir descubriendo a artistas como Kico Gómez, Pablo Ager, Andrés Suárez, Jorge Marazu, que han puesto banda sonora a este año.

A todos, gracias. Por estar, por dejar huella, por mantener vuestros blogs, que ya forman parte de mi vida.

FELIZ 2009

domingo, 21 de diciembre de 2008

Lo que vuelve por Navidad


¡FELIZ NAVIDAD!



PARA LEER CON LA MÚSICA


Un diciembre más, el ritual de poner el belén, de adornar la casa. Y me sigue haciendo ilusión. Hay tradiciones familiares que nos anclan a la infancia, al hogar, a las seguridades de lo que vuelve año tras año haciendo que el tiempo se detenga. Me hace ilusión esta rutina y, por un día, no me importa sentirme inocente y un poco ingenua. Vuelvo a la niñez de las horas en blanco, de las cosas simples, de los macarrones con los amigos. Vuelvo a las mañanas en pijama de franela de las vacaciones de navidad, a la lotería en la tele, al turrón de chocolate Suchard, a llorar con el anuncio de El Almendro. Aunque ya no tome turrón, ni siga el sorteo de la lotería, y apenas vea la tele. Vuelvo a tener diez años, a descubrir Juvenalia, a las tardes de cine y castañas asadas, a la bufanda con borlas, a los abrigos de colores y las manoplas sin dedos. Vuelvo a la plaza mayor con mi perro de peluche y mi gorro de lana,



a los nervios que anticipan regalos, a montar la ciudad de Lego. Aunque mi belén de ahora no sea el de entonces, aunque haya puesto belenes en cuatro casas distintas. Aunque entre medias, la Navidad fuera ir a la Plaza Mayor de botellón, destrozar un Burger King, inflar condones como si fueran globos en la capilla del colegio mientras sonaba el lo estás haciendo muy bien de Semen Up, adolescencia en vena. Y la primera Nochevieja, y desayunar churros con chocolate, y las Nocheviejas de después, y John Denver en el walkman bajando de la sierra, el 1 de enero del 94. Y el té de navidad con galletas de la suerte vestida de mafiosa cuando la mafia no estaba de moda, y el mercado de artesanía de Recoletos con mi madre. Y los viajes a Móstoles en el coche de autoescuela, aprendiendo a conducir. Y cenas en familia de veintidós personas que yo jamás había vivido antes, y cenas de empresa atípicas siempre, langostinos con champán a las cinco de la mañana. Y el roscón en Embassy. Y el nuevo año desde hace unos pocos, en terrazas al sol y al lado del mar. Voy creciendo, parece. Pero el ritual del belén me vuelve a ilusionar. Y sé que hay inocencias que no quiero perder.



martes, 16 de diciembre de 2008

Madrid trampa



Madrid es una trampa. Coches, autobuses, vagones de tren y metro. Jaulas en las que pasamos la vida, en las que se nos pasa la vida. Cada desplazamiento es una pérdida de aliento, tiempo que muere. Leemos, escuchamos música, pensamos, dormimos, garabateamos ideas en cuadernitos o moleskines para que todos esos instantes de vida no parezcan perdidos. Fragmentos de nosotros que quedan suspendidos entre un lugar y otro, en el aire de esta ciudad que nos mata y nos da la vida.



Plaza de Cibeles. 2008.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Improvisación (desde dentro)




Desde mi ventana, esta mañana



Confeti de árbol en expansión.

Furia en sepia.
Fiesta de hojas tras la ventana.
Alfombra para el asfalto.
Otoño desde el otro lado del cristal.
Viento que se intuye y no duele.
Donde no puede tocarse,
donde no puede sentirse.
Lo desapacible FUERA.
Aquí, sólo la calma.


jueves, 11 de diciembre de 2008

Espejo



Yo no soy tan fuerte. Ni tú tan bueno.


Yo no soy tan dura. Ni tú ingenuo.

Es mentira que yo no sea capaz de hacerte daño.

          Tal vez tú no me quieras tanto.

Nunca acabo las frases que te mereces.

          Tú sólo escuchas lo que quieres.

Búscame en las cosas que no digo.

Y después rompe este poema.

Mis pedazos no pueden herirte.

          Juzgaré tus actos más que tus palabras.

Y ahora, vete en paz.


martes, 9 de diciembre de 2008

Puente en Madrid

Puente de planes improvisados y confortables, a pesar de la lluvia. El sábado logré esquivar, aunque no del todo, la marea humana en la que se convirtió el centro de Madrid, carne de telediario. Aglomeraciones bajo las luces, anticipo de navidades de crisis pero sin privaciones, que viva el consumo que, en el fondo, es lo que nos mantiene. Desde el autobús, Atocha, Paseo del Prado, Neptuno, Cibeles, no pude saltar por encima de los coches, de capó en capó, sorteando el atasco, como hubiese deseado. Llegué tarde a la boca de metro equivocada, quise mojarme bajo una lluvia tenue, después de mil vueltas por fin se produjo el encuentro, en plena plaza de Cibeles. “Esta lluvia no es seria”, dijo el chico norteño, que soportó la espera y mi imprecisión con educada paciencia. Le di la razón y callejeamos Madrid de manera acelerada, con algo de nocturnidad húmeda pero sin alevosías ni excesos. Cumplí como cicerone despistada y leve, con pinceladas de guía turística pero no demasiado explícitas. El Café Gijón, la Biblioteca Nacional, Bárbara de Braganza arriba, hasta Fernando VI, intento frustrado de entrar en el Búho Real, parada en el Zanzíbar, mojito y cerveza negra, el último disco de Nacho Vegas y más cosas, qué obsesión la mía por los tíos con los que se lía Christina Rosenvinge, la no conveniencia de leer a Borges, pues yo prefiero a Cortázar, leéte Bienvenido Bob, cómo mola Andrés Suárez, me suena Pablo Ager, ¿prepara nuevo disco Pablo Moro?, creo que Calamaro y Nacho Vegas preparan algo juntos, ¿qué te ha parecido lo último de Chaouen?, estoy componiendo canciones, tendencias sexuales mixtas camino de Chueca, Calle Belén hasta Libertad 8, entramos y salimos indemnes del local, hasta Huertas – Círculo de Bellas Artes, las Cuevas de Sésamo, Teatro Español, Plaza de Santa Ana -, qué decepción, las letras del suelo no son de Bukowski, más intentos frustrados en La Trocha y en La Fídula, acabamos en el irlandés donde acabo siempre, más cerveza, de pie en la barra, poemarios inéditos y novelas acabadas, nuevas vidas o continuar con las de siempre pero de manera distinta, veranos felices, otros tiempos, el futuro está delante y nunca detrás, pragmatismo admirable, metáforas de montañas y bosques y gente que camina junta a pequeños trechos. Más lluvia fuera, noche corta y agradable que no da más de sí ni falta que hace, pues a ver si mañana voy al Rastro, es la línea 5, la verde, te acompaño al autobús, aquí está el metro, un placer, qué alegría, gracias por llamar, cuidate, te mandaré algunos poemas, vuelve por Madrid, ciao, adiós.

El domingo lluvioso con furia, luz sucia y gris, comida deliciosa prolongada hasta la madrugada en una casa acogedora de paredes naranjas con vino blanco y una mujer inteligente, divertida, interesante, dulce, valiente, elegante, con ganas de contar y compartir historias mágicas, momentos surrealistas, risas, fotos de una vida, de cuando el pelo p´atrás y desde entonces con el pelo p´alante, como debe ser, videos de you tube, intentos de introducirme en tendencias flamencas con escaso éxito debido a mi tozudez, Damien Rice cantando sobre mujeres que dibujan elefantes, Ben Harper, ese sí, vaya descubrimiento, un cd que es mucho más que un puñado de canciones, que es una tarde maravillosa, tan a gusto, pasando las horas, la del café y las galletas, cantautores mezclados con la biografía, círculos azarosos de mundos que son pañuelos, más vino, las doce y media ya, y sigue lloviendo, pero ha sido un domingo muy feliz, simple y feliz, qué difícil eso, historias que no hagan daño, historias de película que a veces existen en la realidad, cuarenta y ocho horas que te dan la vuelta, que lo transforman todo de repente sin pensarlo y sin pedirlo, gracias, niña, por tus historias, por tu generosidad, por tus ganas, por tus dudas y a seguir p´alante, siempre p´alante, con la cabeza bien alta, porque sí, recordando siempre que la vida es eso, simplemente así, nada más, fuera dramas, inseguridades las justas, que siempre hay gente dispuesta, donde menos lo esperas, que el primer paso es el difícil pero luego los caminos se multiplican. Chin, chin, este brindis es por ti. Y la canción, claro.


martes, 2 de diciembre de 2008

Diálogos magistrales (I)


Este es uno de mis diálogos favoritos.

El de Federico Luppi (Fernando Robles) con María Fiorentino (Tutti Tudela) en Lugares Comunes (Adolfo Aristarain, 2002, España-Argentina).
Un juego verbal brillante, un combate dialéctico inteligente que uno disfruta con la boca abierta. Es un diálogo irreal, pero tan verosímil que uno desea encontrarse con una mujer como Tutti y a la vez responder tan hábilmente como Fernando y que ella comprenda de esa manera. En fin.

Gócenlo.

(Para los que no puedan y/o quieran ver el video, lo transcribo, aunque realmente merece la pena escucharlo)




Fernando: Creo que usted sabe mucho de perfumes.

Tutti Tudela: Ummm, casi tanto como usted de mujeres. Con una sola mirada, muy discreta, me examinó de arriba a abajo y creo que no le pareció nada mal lo que veía, ¿me equivoco?

F.: O usted es muy sabia o mi mirada está perdiendo la discreción, tal vez porque no esperaba encontrarme con alguien que despertara en mí un inequívoco sentimiento de lujuria.

T: Usted también es una presa que una mujer sin prejuicios estaría muy dispuesta a conquistar.

Carlos (amigo de Fernando): Si quieren sigo yo con las fotocopias y ustedes se van a tomar un café o algo...

T: A mí me quedan unos cuantos prejuicios. Este momento no debe pasar de ser un intercambio muy agradable de elogios eróticos. Puro coqueteo entre dos personas con mucha experiencia.

F: Experiencia no implica conocimiento... Yo no sé nada de mujeres.

T: Eso es una mentira elegante, un caballero no habla de ciertas cosas.

F: Las pocas mujeres que conocí en mi vida, las admiré, las observé e intenté descifrarlas...., nunca dejaron de ser un misterio, nunca dejaron de sorprenderme.
Creo que lo único importante es disfrutar de su presencia. No me di cuenta enseguida, pero.... un tiempito después aprendí a escucharlas, a valorar los silencios, las miradas, esos momentos en los que parece que no pasa nada y pasa un mundo.
Aprendí a respetar su intuición, su inteligencia.... y aprendí a amarlas.

T: Le quiero advertir que el nivel de mi defensa se está bajando peligrosamente. No se puede decir esas cosas así... como si nada.

Carlos: Yo me voy, te espero en el coche... (hace gesto de irse pero sólo se aparta un poco).

F: Llevo 40 años casado con la misma mujer y le soy fiel.

T: No soy chismosa, no es necesario que me mienta.

F: No le estoy mintiendo. Nunca me obligué a serle fiel a mi mujer. No es una norma o pacto a respetar. Con Lili, con mi mujer, siempre dijimos que si alguien se cruza con alguno de los dos... mala suerte, pero sin mentiras.
Estamos juntos porque queremos, nadie nos obliga, nos obliga ser leales.
Ninguna de las mujeres que conocí después de Lili le puede ganar. No... Las miro, las puedo admirar, me puede asombrar encontrarme con alguien como Tutti Tudela, pues yo estoy abierto a lo que sea, por lo que pueda pasar.
Pero no hay caso... Lili gana.... Lili siempre gana.

T: Tengo la.... sensación... de que cuando habla de mujeres... está hablando de una sola mujer.

F: Sí, puede ser sí.

C: Debo advertirle, mi querida Tutti que el discurso de mi amigo es una gran mentira, magistralmente armada para seducir mujeres hermosas como usted.

T (hablando a Luppi): Me gustaría mucho conocer a su mujer.. quiero dejar de ser discreta por una sola vez y contarle todo lo que usted me dijo. ¿Ella lo sabe?

F: Nunca se lo dije, pero.... Lili.... qué sé yo!!!! nunca se le escapa nada.

T: Dígaselo.

F: No sé si puedo... Por ahí se lo escribo...

T: Eso también estaría bien.... pero hágalo pronto... Esa mujer no se merece que la hagan esperar tanto.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Amaneciendo

Parque del Retiro. Noviembre 2008.


Otoño de nostalgias felices.
Invierno adelantado que no duele.
El frío fuera y mis pies calientes dentro de los calcetines de rayas y la manta naranja.
Mis manos abrazando una taza de café y la tarde que cae al otro lado de los cristales.
Y yo a salvo, protegida de la helada. Hablándole a una pantalla que a su vez me habla, por escrito.
Y tareas pendientes y sobres abultados donde siguen viajando mis ilusiones en forma de palabras.
Y los libros aguardando en la mesilla y las teclas durmientes, a la espera de mis dedos.
Y los amaneceres de vuelta a casa desde el trabajo.
Madrid despierta y se va haciendo luz lentamente, entre el azul y el gris, velado sol de noviembre, con la banda sonora de mi mp3 alumbrando imágenes que algún día no tan lejano serán flash backs de algún recuerdo futuro. Con canciones como ésta.


La ciudad y su horizonte me abre una vía de escape...

...mi destino no está escrito en las líneas de las manos ni en una estrella fugaz:

hoy en día mi camino se hace largo hacia ningún lugar...


miércoles, 26 de noviembre de 2008

Saviano en los titulares

Leo en ABC:

CUMBRE DE AUTORES AMENAZADOS DE MUERTE, HOY EN ESTOCOLMO


El escritor italiano Roberto Saviano, amenazado de muerte por la mafia, y el británico Salman Rushdie, perseguido por fundamentalistas islámicos, se presentarán juntos hoy en un evento a favor de la libertad de expresión, que organiza la Academia sueca, bajo el lema «La palabra libre y la violencia anárquica».

y también:

ROBERTO SAVIANO, HA NACIDO UNA ESTRELLA




Roberto Saviano ha sido elegido «estrella» de 2008 por la edición italiana de la revista musical Rolling Stone. «Las detenciones de los protagonistas de su libro «Gomorra» y las amenazas de muerte han creado en torno a Saviano un cortocircuito entre realidad y ficción inédito y vertiginoso», dice el director de la publicación, Carlo Antonelli. La revista lo compara con una estrella del rock.



Y se me agolpan las preguntas y la incomprensión. Pienso en la Inquisición. Y me digo: si estamos en el siglo XXI. Y se me atragantan las palabras. Y se me taponan los oídos al escuchar cosas como esta. Y veo la portada de Saviano y me viene a la cabeza la asociación de conceptos escritor-espectáculo. Y ya no sé si es valiente o estúpido. Si toda esta notoriedad le compensa. Si es un héroe o un producto de márketing. Y me da por pensar que toda la información del mundo, a nuestra disposición, no es suficiente. Porque no sé vosotros, pero yo de cada vez entiendo menos.


domingo, 23 de noviembre de 2008

Rompecabezas

Sirena de arena. Playa de Denia. Octubre 2008



ROMPECABEZAS


no se construye un puzzle con piezas de arena
ni se elevan las cometas los días sin viento
sopla,
hasta que este rompecabezas
se me deshaga entre las certezas
que no quede ni rastro
de este pasatiempo


jueves, 20 de noviembre de 2008

Inmediateces (XVII)




EL HOMBRE SIN ESTRATEGIA

Su falta de estrategia resultaba ser, a la larga y con más frecuencia de la que él mismo estaba dispuesto a admitir, la estrategia que mejor le funcionaba.




martes, 18 de noviembre de 2008

Sobre el arte moderno


Paseaba yo hace unos días con el Hombre Sexy por el parque del Retiro y llegamos al Palacio de Cristal. Él no lo conocía, le gustó el edificio y decidimos entrar.

- Qué lástima, hay goteras – dije yo al ver el suelo encharcado y cordones de “No pasar”.

Me pareció raro, ya que desde hace dos semanas disfrutamos de tiempo seco y primaveral en Madrid. Fijándome un poco más, descubrí carteles que advertían que antes de pisar el suelo había que descalzarse. Y una mesa con folletitos y una especie de vigilante o azafato uniformado.

- Pues no son goteras. Al parecer estos charcos forman parte de una exposición – le expliqué a mi acompañante, blandiendo el folleto que acto seguido procedí a leer.

“ESCULTURA”. Fulanitto Menganitti.

- Pues va a ser una escultura de un italiano...mmmm, espera...no, no es italiano, en realidad es paisano tuyo, creo – le dije al Hombre Sexy que, por fortuna, tiene un gran sentido del humor y que rió mi ocurrencia con ganas y esa risa tan suya.

“Menganitti considera que el Palacio de Cristal es un alterador privilegiado de la percepción. Al haberse despojado de su función original como invernadero, el visitante se convierte en objeto del contenedor, siendo inducido a tomar una actitud autorreflexiva. En este lugar ha encontrado el sitio idóneo para instalar su obra denominada escultura. Una superficie de 1000 metros cuadrados de mármol blanco de Macael y agua, formada por 3.204 piezas de 3x100x33 cm cada una, que cubren totalmente el suelo del Palacio de Cristal. Algo más de la mitad de las piezas han sido trabajadas en relieve, según un trazado de doble curva entrecruzada, siguiendo un proyecto dibujado en papel y sobre el plano del Palacio. El agua, vertida sobre las losas, se almacena en las depresiones generadas a partir de las curvas, formando charcos. El reflejo de la luz sobre el agua y la propia evaporación convierten a esta escultura en una obra cambiante, sujeta a las variaciones de luz y de temperatura ambiente. En palabras de Menganitti, escultura es un fragmento de intemperie”.

La obra es transitable con los pies descalzos. La posibilidad de pisar los charcos de agua y sentir las depresiones labradas en el mármol transforma al espectador en paseante y al volumen de la escultura en un paisaje (...)

El potente carácter simbólico del agua, elemento purificador y símbolo de muerte y renacimiento, puede llevarnos a pensar la obra escultura como inmersa en un orden sagrado. (...)

escultura es una exploración de los límites de la Escultura, según palabras del artista”.
(sic)


Leía sin salir de mi asombro e ilustrando el texto con ácidos comentarios, del tipo:

- Yo alucino.

O bien

- Yo lo flipo.

Incluso llegué a preguntarle al Hombre Sexy, no fuera que se me estuviera escapando algo:

- Oye, por curiosidad, ¿tú te sientes objeto del contenedor, inducido a tomar una actitud autorreflexiva?

Él se reía, sin decir una palabra, dejándome hablar, leer y explayarme a gusto, haciendo fotografías de tan magna obra de arte.

Ya en casa, viendo las fotos, descubrí que lo había registrado todo en un video, el muy canalla. Video en el que por supuesto sólo se me oye a mí y que acaba con un memorable “yo lo flipo” chulesco y despectivo.

Las conclusiones de esta experiencia son:

- No entiendo el arte moderno

- Nunca os fiéis de los Hombres Sexys y aparentemente buenos de risa bonita. Y menos con una cámara en la mano.


Juzguen ustedes

domingo, 16 de noviembre de 2008

Jefedad

Foto inédita. Colección privada.


Fue el último noviembre de los años 90, como cantaba Quique González en Tarde de perros. Un 17 de noviembre de 1999. Nueve años ya. Nueve años sin Enrique Urquijo.


El año pasado ya hice una crónica sentimental.


Este año mi homenaje va en forma de canción-homenaje: Jefedad de Ixo Rai. Una canción que Jesús Prieto (Pity), que había sido guitarrista de Los Problemas, dedicó a Enrique, al que siempre llamaba Jefedad.





Volaré desde mi balcón
por decirte una vez más:
“te quiero, adiós”.
Te encontré tendido sin voz
simplemente tu tristeza terminó.
Ya no hay luz en los espejos
machacados de reflejos de alumbrar.
Cuélgate de tus guitarras
quítate de las arañas ya verás...
¿Verdad?
Vuelo pues no sé donde mirar
mis manos te buscan
quieren tocar
Déjame, no juegues más
esos dulces ojos continuarán.

Ya no hay luz en tu ventana
pero no puedo pasar sin mirar.
Vaya forma de marcharte,
de decir no quiero estar
perdonad, quizás.

Perro y dueño fue
de la música que un día
yo escuché.
Yo no sé por qué
sin querer en tu camino
me crucé
y me quedé.
Timidez o miedo tal vez
qué motivo amargo llenaba tu sed.
Inventé canciones, ya ves
de ilusiones llenaría
aquel perder.
Cogí el tren y me largué
Te llamaré, lo olvidarás, volverás.
Esa fue la ultima vez que yo te dije “Jefedad,
Majestad... te cuidarás”.

Perro y dueño fue sin querer
en su camino me crucé...
Me acostumbré.
Tocare en mi habitación
soñaré que estoy contigo en un rincón
soñare que estoy allí junto a tu voz
soñaré que estoy contigo y con tu voz.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Inmediateces (XVI)

REPROCHE


Me dices que nunca te miro a los ojos
sin pensar que, cuando lo haga, tal vez no lo soportes.


jueves, 6 de noviembre de 2008

Postales (II)


Ya hablé aquí de lo que me gusta recibir POSTALES.


De unos años para acá recibo postales de muy pocas personas. Gema, la Dama Êowyn y yo iniciamos la costumbre y este otoño hace diez años que nos conocemos (diez años ya, qué rápido y qué despacio y cuántas cosas y cuántas vidas y una boda y varias casas y novios que van y vienen y trabajos varios y esas comidas de domingo que se alargan hasta media tarde). Ellas me escriben más postales que yo a ellas. Pero es que ellas viajan más que yo y a sitios más interesantes. Las últimas que yo envié, desde Sicilia, datan de 2004. Pero sigo recibiendo las suyas y la ilusión permanece intacta.

Susana, que también viaja mucho, me escribía postales de vez en cuando. Ahora, que se ha modernizado, cuenta sus súper viajes en un blog.

Últimamente también recibo postales de alguien que sabe que me gusta recibirlas, casi sin que yo se lo pida.

Es bonito recibir postales. Aunque no se pueda escribir mucho en ellas, aunque se reciban cuando la persona ya ha vuelto y te ha contado el viaje, aunque lo plasmado en ellas quede anacrónico y soso, siempre incompleto, siempre insuficiente, escrito deprisa o con cansancio o con poca inspiración. A mí me gusta guardarlas y las colecciono como si fueran recuerdos de lugares en los que todavía no he estado, lugares a los que proyecto ir algún día, lugares en los que estuve pero no reconozco – o sí – en la foto. Me gustan los sellos de lugares distintos o exóticos. Y me gusta saber que alguien, en mitad de un viaje, de unas vacaciones, se ha tomado tantas molestias para darme una alegría.

Aquí van las dos últimas. La de Bath la recibí con un mes de retraso, se me extravió en una montaña de papeles y la volví a encontrar. Y le debía este acuse de recibo a la Dama Êowyn, a la que tanto echo de menos por este blog.


Un verdadero viaje en el tiempo, ¿verdad? A pesar de la lluvia.
Para quien no lo sepa, en Bath hay un museo dedicado a Jane Austen.


La más reciente es esta:


Evocadoras puertas.
Puertas para abrir, umbrales que atravesar, contra lo desconocido, contra todo miedo.
Puertas refugio para sentirse a salvo.



Como canta Kico Gómez, acompañado por Miguel Rodríguez: (escuchad esta letra, que acaba calando, como todas las suyas)



No tengo memoria de tus ojos, no hay tierra sagrada que no pueda pisar
no hay restos en mi almohada de sueños imposibles, todo podría pasar.
Voy descomponiendo estereotipos conociéndote.
Te descubro, gota a gota, vas calándome.

Y estoy abriendo puertas, estoy cada vez más cerca...



lunes, 3 de noviembre de 2008

Plegaria

Y
    este
        dolor
               justo
                    ahí

                                        donde
                                              tus
                                                   manos
                                              NUNCA
                                                      llegan

lunes, 27 de octubre de 2008

Descomposición



Primero han volado los discos. Todos los vinilos. Tus vinilos, hasta los que hice míos. Uno a uno. En sus fundas de cartón. Que si decides volver no los encuentres. Que me encuentres a mí, sólo a mí. Sin nada de lo tuyo ya. Por fin podré colocar mis libros, los que nunca cupieron porque tus discos siempre fueron más importantes. He aprendido a no dejar rastro. Me he acostumbrado a escuchar sólo emepetreses. Y tú estás en todas las canciones pero ninguna es tuya. Han dejado de pertenecerte. Son sólo mías. Me he vuelto egoísta, ya ves.

Luego han caído las fotos. No me he atrevido a romperlas y las he arrojado al vacío dentro del sobre amarillo de kodak. Los marcos me los he quedado. Los he guardado en un cajón. No habrá más fotos en esta casa. Sólo espejos en los que me refleje yo. Sola. Con mi sombra, como mucho.

Después, el impulso. Me he tirado yo detrás, sin pensarlo demasiado, casi con entusiasmo. He caído sobre un colchón de espuma. No me atrevo a moverme. Con el impacto el contenido de las bolsas de basura del contenedor se ha desparramado. El olor empieza a ser insoportable y yo no quiero moverme. Me quedo quieta entre restos de comida, sobre este colchón ajeno sobre el que han dormido quién sabe qué cuerpos. No me duele nada pero no me muevo porque no estoy preparada para descubrir si sigo viva o si ya estoy muerta. Ahora soy basura, sólo eso. Cuando vengan las ratas me comerán a mi primero, antes que roer las fotos y los vinilos me morderán a mí.

Oigo un gemido animal y me digo que es sólo un gato, que los gatos rondan la basura en busca de comida. Pero el llanto sigue y me parece un llanto humano, la gente abandona a los bebés en las papeleras, en los contenedores. Intento incorporarme pero no puedo y ya no sé lo que soy, tal vez sólo conciencia, tal vez yo sólo sea estos pensamientos que no paran, que se suceden dentro de mi cabeza. Intento gritar pero la voz no me sale y pienso en que la posibilidad de que venga alguien a rescatarme quizá no sea tan remota. E inmediatamente pienso en la posibilidad contraria, en que nadie pase por aquí esta noche, ni mañana, en que yo desaparezca entre detritus sin que a nadie le importe, que me llegue a confundir con estos restos orgánicos, que llegue a ser solamente materia en descomposición. De cuando en cuando las noticias hablan de mendigos que se quedaron dormidos en un contenedor y que fueron triturados por el camión de la basura. Ese odioso camión que me despierta todas las noches, que ruge bajo mi ventana, aquí mismo, que no me deja dormir con ese insufrible pitido de marcha atrás. Todas las noches maldigo ese camión y seguro que esta noche más que nunca, aunque tal vez no venga ya, he perdido la noción del tiempo, no sé qué hora es, ni cuánto tiempo me queda.


jueves, 23 de octubre de 2008

Dos o tres segundos de ternura




Hoy
      me
           salva


La ternura

De cuando mis dudas en la zapatería y tú me decías pues llévate los dos, y mamá te regañaba

De cuando los billetes a escondidas y que no se entere nadie

De la primera llamada en mi cumpleaños

Todo eso ya, conmigo, para siempre


Hoy
      me
           salva

La ternura

De unos besos breves en la nariz

De quien me arropa antes de irse mientras yo me hago la dormida

De las llamadas cuando lo necesito

De saber que hay quien se preocupa por mí.

Eso, de momento, en mis bolsillos de ahora.



pd.- La letra de la canción, que también:

Estoy pasando un bache,
un revés, un agujero,
un no sé qué me ocurre
que ni yo mismo me entiendo...

No me apetece nada,
nada más que estar adentro,
pero no de tu vientre
sino de tus sentimientos.

Quisiera que supieras
que no tengo otro deseo
que estar entre tus brazos
como quien pide consuelo,
sentirte toda mía,
sin lujurias ni misterios,
como siento la sangre
que circula por mi cuerpo.

No me hace falta la luna
ni tan siquiera la espuma,
me bastan solamente dos
o tres segundos de ternura.


A veces me pregunto
si no me causa respeto
el paso de los años
desgastando nuestros besos
así como el derroche
de algo más que mucho tiempo
sin vernos un instante
más allá de los espejos.

Por eso necesito,
aunque sé que es un exceso,
que tus ojos me digan
algo así como: de acuerdo,
estoy aquí a tu lado
para que no tengas miedo
al miedo de estar solos,
solos en el universo.



lunes, 20 de octubre de 2008

Inmediateces (XV)

REUNIÓN DE SOLTEROS


“Yo follo poco pero bien”, se atrevió a decir.
“Cuando follo amo y me siento amado”, añadió, y se ruborizó, muerto de vergüenza porque le pareció que lo que acababa de soltar sonaba un poco cursi.
Por eso no entendió las miradas de envidia de los que presumían de follar tanto todos los fines de semana.


jueves, 16 de octubre de 2008

Oquedades


El hueco en la sábana
el sueño ausente
esta almohada asesina
que ocupa un lugar que no es suyo

la piel en las pesadillas
los despertadores malditos

la lluvia afuera
y el viento que no moja
que golpea con furia de venganza
con desprecio soberbio

y el despertar de rayo
y la luz en el ojo de la persiana
y el vacío de al lado
de las paredes sordas
que callan sin ira

y la oscuridad de un pasillo
que incendia besos
mientras caen los botones
de camisas con sabor a madrugada.

lunes, 13 de octubre de 2008

Tarde de sábado

Sábado 11 de octubre de 2008




Tarde felizmente extraña, la de este sábado.

En realidad, yo había bajado a la calle a comprar una lechuga. Habían anunciado alerta en Madrid por fuertes vientos. Yo, con mi ropa más vieja, con el pelo recogido, con un paraguas casi roto por si acaso llovía: el atuendo mínimo para bajar a la frutería del barrio y regresar rápidamente a casa, a cumplir por fin con ese montón de tareas pendientes que se acumulan en los cambios de temporada o cuando uno ha estado fuera un tiempo. La tarde estaba nublada, pero no fría. El viento templado, suave, casi agradable. En vez de girar en la esquina que me llevaba a la frutería he seguido andando, he subido la cuesta que desemboca en el Retiro, he enfilado Menéndez Pelayo y luego Narváez (que sigue de obras).

Se ha hecho de noche, pero la temperatura seguía siendo deliciosa. Como siempre que uno lleva el paraguas por precaución, no ha llovido. He entrado en una tienda de libros (que no librería, cerradas ya a esas horas de un sábado) en la que no he encontrado lo que buscaba. Mucha cola en la caja, ningún dependiente al que preguntar. Me acerco a la caja, le pregunto a una chica de la tienda por uno de los libros que busco, el más importante, el más urgente. Se extraña, pregunta a un compañero, me dice que aún no ha salido, que sale la semana que viene. Le indico que, según tengo entendido, ha salido esta semana. Me responde, despectiva: “Ya, anunciado en algún suplemento de esos cultural, ¿no?”. Me voy, un poco decepcionada. Por el libro y por el trato.

Salgo al cruce de Alcalá con Goya y me dejo arrastrar por la marea humana. Hora punta de compras. Evito El Corte Inglés. Y de pronto me acuerdo de que el antiguo cine Benlliure (sin duda el cine de mi infancia, el cine de las tardes de sábado y Navidad, el cine donde perdí cazadoras, gafas y abonos transporte) es ahora una especie de FNAC llamada ABAC. Entro y me alegro de que esté vacía. No necesito preguntar: veo el libro enseguida. La portada en blanco y negro, la mujer de otro tiempo con el pelo corto y rizado tapándole los ojos, la boca sensual y la cara levantada desafiando al sol, al viento. Le hago un corte de mangas mental a la pobre muchacha de la tienda amarilla y verde y, con la alegría del deber cumplido, con el objeto de deseo en mis manos, me doy una vuelta. El otro libro que estaba buscando – y que no vi en la tienda anterior – lo encuentro fácilmente (también sin preguntar) en el stand de novedades de narrativa extranjera. Es lo que tiene para los letraheridos entrar en una tienda de libros en una tarde ociosa y sin prisa. Que suele ser difícil no sucumbir. Otros dos tras cuya pista andaba me asaltan sin remedio. De uno no queda más que un ejemplar, así que lo cojo. El otro lo cojo porque también, por el autor y por el título.

70 euros en libros más bien extraños. Y yo feliz.

Para celebrar la templada y fructífera tarde, compro un helado de menta y chocolate en Alboraya y me vuelvo a casa andando, satisfecha e impaciente, con la boca fresca, masticando trocitos de chocolate y con un cargamento de pequeñas ilusiones (una más grande que las otras) en una bolsa.

Y sin la lechuga, claro.




Hermosas portadas para títulos sugerentes.

Así compro yo los libros...

domingo, 12 de octubre de 2008

Los Secretos en Las Ventas



Poder decir: Yo estuve allí.

Ver Las Ventas, hasta la bandera, reventar. Sentir caerse los tendidos. Ser consciente de vivir algo que merece la pena, algo que se recordará, que se contará.

Participar de una noche perfecta. Sin viento, sin lluvia, sin frío.

Cuando crees que no, siempre aparecen personas dispuestas a un concierto.

Desde el último tendido, la vista era increíble. Ni un hueco. Niños, medianos y mayores, cantando y bailando hasta el final. (18.000 personas, las entradas agotadas desde hacía días)

Dos horas y media vibrando.

Un piano, un octeto de cuerda y apoteosis con los artistas invitados. El menos previsible, Fito Cabrales (con Carlos Raya a la guitarra) y su versión acelerada de Quiero beber hasta perder el control, y muy enrollado David Summers con Ojos de Perdida. Miguel Ríos y Sabina, ellos mismos, como siempre (con sus versiones sabidas de Ojos de Gata y Por el bulevar de los sueños rotos). Igual que Manolo García, en Volver a ser un niño. José María Granados es de la familia, su Nada más sigue funcionando. Conchita y Amaral, ellas mismas también.

Álvaro contento, relajado y pletórico. Jesús Redondo se lució al piano. Ramón Arroyo imprescindible y cediendo protagonismo. Juanjo Ramos, el más simpático en los bises.

La gente, entregada, sin ganas de irse, dispuesta a todo y más.

Divertida versión de Déjame cantada por el público y con el grupo haciendo los coros, ensayada ya en el concierto de la Joy Eslava el pasado 15 de diciembre: más íntimo aquel, más festivo el de ayer, complementarios y distintos.

Distinta también yo, desde entonces.

(Le vi en aquel concierto al que nunca fuimos juntos y me marché sin saludarle, sin provocar un encuentro. Creo que él no me vio y el destino quiso que no nos encontráramos)

Sí, claro que canté La calle del olvido pensando en ti y en Arancha. Esa canción os pertenece, cómo no.

Cómo permanecer indiferente al Ahora que estoy peor. Eso es imposible.

También te dediqué Déjame, con rabia. Y Ojos de Perdida.

Pero con una rabia distinta a la de diciembre. Rabia sin deseo ya. Rabia orgullosa. La herida es ya cicatriz. Ya no supura. Queda la marca, pero es sólo carne muerta. La sensación de entonces fue Hoy la vi. Ayer supe que ahora puedo gritar Ya me olvidé de ti.
Al principio sí sonaron algunos acordes de Contando estrellas. Pero no tocaron No es amor, ni Adiós tristeza, ni Años atrás, ni Soy como dos. Casi mejor. Que se queden para escuchar en la intimidad.



Que me quiten lo bailado,
ya no sueño con volver
los recuerdos del pasado,
a ellos no renunciaré,
pero yo no me arrepiento
y ahora que todo acabó
no te dedico un lamento
sino un poco de mi voz...

martes, 7 de octubre de 2008

Soy

SOY

Soy la chica que siempre tiene frío en los trenes
la que huye de la lluvia y las madrugadas sin luna
la que busca miradas más allá de los ojos.

Soy la mujer que viste pies de nieve
la que ofrece el mar en sus manos
la que alarga el verano enredado en sus versos.

Soy la niña a la que asusta el gallo
la que se esconde de la luz de la mañana
la que resbala en sábanas de piel.

Soy la que lleva los besos conmigo
la que tararea canciones en sueños
la que duerme cuando no debe.

Soy deseo y duda y ganas
y furia y boca y miedo
y palabra y caricia y ternura.

Soy.

Y hoy me basta mi existencia.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Inmediateces (XIV)

SÍNDROME POST VACACIONAL


Hay dos piedras en la nevera.

“Son patatas”, me explicas.

Insisto en ver piedras.
(Vestigios playeros en cocina de secano)

Hinco el diente, cauteloso.

Efectivamente, las rocas saben a patata.


domingo, 21 de septiembre de 2008

Es verano, todavía

There are no secrets better kept than the secrets that everybody guesses.
George Bernard Shaw


Me empeñé en que el verano había terminado y quizá no.

El verano es un estado mental. No hay calendario que contradiga eso.

Madrid ha vuelto al verano, justo cuando los almanaques decretan otoño.
Calles desiertas de sábado, sol limpio, 30 grados, ampollas en los pies.

Y yo he vuelto a las faldas, las sandalias, los brazos desnudos, el pelo mojado.
A los colores vivos, al rojo de las camisas.
A inventar ilusiones.
He vuelto a las estaciones de tren, a los amigos, a hacer y deshacer maletas, a las colonias de verano.
A fabricar emociones con unas gotas de Summer de Calvin Klein, a quedarme sin aliento ni voluntad cuando intuyo Acqua de Gio.

Quedan terrazas, mares, conciertos.
Quedan vestigios de sol, de piernas depiladas, de moreno en la piel.

Hoy sé que el verano no ha acabado aún.


(El post lo escribí el sábado. Hoy domingo llueve sobre Madrid. La temperatura ha bajado diez grados desde ayer. Septiembre neurótico e inestable. Así no hay quien. Pero intento mantener el estado mental, a pesar de los contratiempos, el tiempo y los calendarios)

lunes, 15 de septiembre de 2008

Noche en blanco


Piel mapa guía universo vértigo
la huida en las huellas:
tres dedos bajo mi vientre
ombligo custodio
de todos los misterios
estampa dúctil
de tacto ávido
deseo incierto
despojado de certidumbres

quién necesita certezas
en las noches de luna
espía de perfil indiscreto
sombra de estrellas
en el alféizar
cuerpos desnudos
vestidos de penumbra
susurros torpes
de niños que se buscan
no hay sábanas
en las que escurrir el sudor
instinto impúdico
de bocas selladas
animales sedientos
de secretos malditos




Foto de Gloria Diego, tomada el sábado 13 de septiembre, La Noche en Blanco.
Templo de Debod (Madrid)


sábado, 13 de septiembre de 2008

Tararéame


Hoy me tararean Kico Gómez y Verónica Díaz
y yo me dejo soñar.




(La luna casi llena en la ventana.
Ganas de.
Ansia y duda.
Fango en la mirada.
Fondo turbio.
Mi mente bombea basura.
Miedo a.
Miedo de.
Y si.
Y por qué no.
Y otro error.
Y mejor no.
Pero si.
Y moverse para no quedarse quieta.
Y la letra de la canción.
Y la luna en el umbral.)


TARAREÁNDOME (Kico Gómez)

Resúmeme las cuentas de tus dedos
y embálame las ganas de cantar
¿Cómo puede ser que haya orillas a las que no llega el mar?
Recíclate del miedo de estar viva
y llénate de sangre el corazón,
correr sin dirección no es la salida:
es cometer otro error.


Y habrá que andar a cada paso adivinando
el
cómo, dónde y cuándo de la próxima vez
yo buscaré un lugar para encontrarnos,
te sigo, estoy llegando,
hoy no me perderé...

si vas
tarareándome...

Colma tus manos con el tiempo,
destruye la distancia con tus pies.
No hay lugares donde quedarse:
hay sitios por conocer.

Impacta con tu imagen en mis ojos,
se disuelve en mi boca tu canción
echando a volar mis papeles
te hago inspiración.

Recíclate del miedo de estar viva
y llénate de sangre el corazón...



miércoles, 10 de septiembre de 2008

Bandera roja

Tu cuerpo.

Bandera roja.

Prohibida la inmersión.

Mi deseo grita socorro:
ni flota ni termina de hundirse

no hay primeros auxilios
para los aún no ahogados

boqueo en la orilla
me falta el aire
y tú en vez de aliento
me das la espalda

deliro y veo tu cuerpo, alejándose.

Bandera roja.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Melancolía de domingo



Melancolía de domingo, noches que empiezan a ser frías.
Sol de día, intentos de apurar el verano en piscinas a punto de cerrar, domingo de nadie.
Septiembre agostea de día pero las noches no engañan ya: anuncian jerseys, pantalones largos y zapatos cerrados.
Las vacaciones aún no se han borrado de las agendas y los números se escurren en el calendario, entre los que ya han vuelto y los que se han ido.
Las tareas pendientes ya cumplidas. Sólo queda la espera.
Vacío de verano, de planes, de humores, aunque me empeñe en seguir tomando el sol, en alargar lo que ya no tiene sentido.
Anacronía de acción y pensamiento.
Falta de inspiración, agotadas las palabras. Ya las derramé todas y su futuro es incierto.
Revoltijo de ropa en el armario.
Entretiempo de duda y esperanza.
Destinos dudosos de finales de septiembre. ¿Y si equivoco el lugar?
Melancolía de domingo, deberes que se escapan. ¿Y si es verdad que sólo me sale escribir triste?
El verano se esfuma y la risa se esconde esta noche.
Donde debería haber un punto verde al lado de mi nombre, gmail escribe: “invisible”. Y me siento fantasma sin vocación de asustar.
Final del verano. Melancolía de domingo y madrugada.


jueves, 4 de septiembre de 2008

Inmediateces (XIII)

Para Nán, fan entusiasta de estas Inmediateces


LAS COSAS DEL AMOR


Me gusta mi compañero de trabajo.

Quisiera que me quisiera, y aún no sé por qué.

Lo peor de todo es que sus sucesivas novias me caen bien.

Muy bien.

Mejor que él, diría.

martes, 2 de septiembre de 2008

MUDANZA



Para Carmen y Elena


Casas incompletas.
Retazos de vida
tallados en madera.
Sueños que se esconden en un cajón
y acumulan polvo detrás de los muebles.

Proyectos de vida
imposibles de medir
con la regla de los días
tan lejanos
como las luces en la montaña.

A veces la existencia
no es más
que la acumulación
de hogares por habitar.
Del poemario inédito Piel de Mudanza.


Este poema se lo escribí a mi madre. La acuarela la hizo mi padre. Se lo enmarcamos y fue el regalo de cumpleaños de aquel año. Ahora está colgado en mi habitación de la casa de Denia. Lo he estado viendo todo el verano y pensando en vosotras. Creo que es el momento. La canción, en mi línea, ya sabéis.

Se os espera.



domingo, 31 de agosto de 2008

Memorias de verano II



OLORES: AFTER SUN


Los días de playa y piscina de mi niñez terminaban con la imagen de mi madre persiguiéndome con el bote blanco de after sun en la mano. La rutina de la ducha en el jardín bajo el temblor de un sol que ya no quemaba y el abrigo de la toalla junto a la merienda de pan y chocolate culminaba en el bote panzudo de Ecran. Yo odiaba el potingue blanco con olor a medicina que significaba el final del día y me escurría entre los árboles para evitar esa tortura vespertina. Pero mi madre siempre me encontraba y ese olor acababa impregnando mi cuerpo sin que mi resistencia sirviera de nada.

Me pasaba los veranos huyendo del after sun.

Ahora es el olor del after sun el que condensa todos los veranos de mi infancia y la imagen de mi madre con el bote de Ecran en la mano la que ilustra aquellos días de sol, playa y piscina. Incomprensiblemente, es un recuerdo agradable.

Nunca he usado otra marca.

martes, 26 de agosto de 2008

INMEDIATECES (XII)

Para Microalgo, al que le robé la idea


MUJER CON BOMBILLA


“Sólo me enamoro de determinadas mujeres. Las reconozco porque se les enciende una bombilla encima de la cabeza”, dijo el hombre que maldecía la oscuridad.

La mujer semáforo se encendía y apagaba delante de él, exhibiéndose, sin sospechar que era daltónico.

La mujer luciérnaga se preguntaba si su luz también valdría.



lunes, 25 de agosto de 2008

POSTALES


Apenas nadie escribe ya cartas manuscritas. Ni postales. Se han impuesto la inmediatez y ubicuidad del correo electrónico. Es más rápido. Es más cómodo. Llega al instante. Escribir una carta requiere tiempo y esfuerzo. Enviar una postal es engorroso: hay que buscar una de nuestro gusto, encontrar un sitio donde vendan sellos, localizar un buzón en la que depositarla, cada vez más escasos. En los viajes relámpago en los que se han convertido las vacaciones de muchos, uno llega antes que la carta, que la postal. Se vive tan rápidamente la estancia en el lugar de destino que tampoco se le ocurre a uno con qué rellenar el espacio en blanco.

Se ha perdido el encanto de las cartas. Su versión electrónica no es comparable. En los mails no se suele profundizar. Se escriben y se leen rápido, se prestan a la superficialidad, al chiste, al tono simpático o informativo. Un mail largo resulta extraño. Además, los mails tienden a eliminarse una vez leídos. Productos de consumo rápido, condenados a no permanecer. Asuntos personales mezclados con spam, con temas de trabajo, con avisos del administrador del correo, con notificaciones del banco. Todo con la misma tipografía, el mismo aspecto. Cruel e injusta homogeneización. Hasta las cartas que llegan al buzón, cada vez más escasas y portadoras de malas noticias para el bolsillo (pago de hipotecas, extractos de tarjetas de crédito, recibos...) o simple publicidad, se diferencian en algo más que los correos en la bandeja de entrada.

Hubo un tiempo en que el tiempo de los veranos se medía por las cartas y postales recibidas de familiares, amigos y compañeros/as de curso. Y los inviernos por las cartas gestadas al calor de un amor de verano, de las amistades fraguadas en un campamento, en un curso de verano en el extranjero o en la urbanización de la playa. ¿Quién no se ha ofrecido a hacer recados sólo para tener la excusa de comprobar si el buzón alojaba la carta tan deseada de ese/esa amante estival o la postal enviada desde algún lugar remoto?

Las cartas, las postales, poseen el encanto de los objetos que pueden coleccionarse. Son bienes tangibles. Pueden tocarse, releerse, guardarse para ser redescubiertas desde el futuro que una vez imaginamos y que ha llegado demasiado pronto. Tienen la huella de un tiempo, de una determinada persona. ¿Quién no se ha emocionado al reconocer una caligrafía en un remite?. Están vivas. Dicen mucho de quien las escribió. El tipo de papel, la manera de distribuir las letras, de respetar o apurar los márgenes, el color de la tinta, la pulcritud o el descuido en el doblez. La firma reconocible. El guiño de las postdatas. Mucho de todo eso se ha perdido. Un emoticono no es comparable a lo que expresa una carta.

Yo misma me declaro culpable de optar por el correo electrónico cuando deseo escribir a los amigos. Y me resulta hasta cierto punto vergonzoso decirle a alguien que me escriba una carta como las de antes, pudiendo intercambiar correos o hablar por el messenger. Pero en verano me queda la excusa de las postales. Pedir una postal a alguien que viaja fuera de España no resulta tan raro. Y me siento afortunada al seguir recibiendo algunas. No hay emoción comparable a la de descubrir una postal entre las cartas del banco. Y anhelo que no se pierda tan entrañable costumbre, que no desaparezca ese pequeño gran placer.


miércoles, 20 de agosto de 2008

Indeseada improvisación

Esta entrada no estaba prevista. Preferiría empaparos con mis recuerdos felices del verano. Pero en esta tarde resulta impúdico recrearse en la alegría. He improvisado este grito sin pensar, tal y como surgía, vómito de palabras que quiebran la quietud de finales de agosto. Ahí va, directamente de mis dedos a la pantalla. Porque no puedo quedarme callada ante el silencio que hoy ha querido esparcir el azar, maldito tramposo con sus órdagos incontestables.



Tarde triste y rara.
Qué soledad morir en agosto.
No hay supervivientes.
Vencer a la muerte no garantiza salvar la vida.
A un político en la tele le tiembla la voz.
Las pantallas vomitan datos y dolor.
Llamas y humo que dejan inútiles las palabras.
No hay explicaciones, aunque todos se esfuercen en ofrecerlas.
Cháchara inútil ante la fragilidad de la existencia.
El azar es extraño,
cuando perder un avión equivale a ser bendecido por la suerte.
Es tiempo de verano
pero la muerte no sabe de vacaciones.
Ociosa, la desgracia se ceba con quien se permite la alegría
o la despreocupación
de elevarse persiguiendo un sueño
un viaje anhelado
un descanso merecido
un regreso al hogar o a la rutina.
Las televisiones no dan tregua
explotan lo que ya ha estallado,
no respetan ni el silencio de los muertos.
Las lágrimas corren más amargas
en esta tarde extraña.
Apago las imágenes
y me engancho a las voces amigas.
No quiero morir tan pronto.


Nota al pie.- Leo el artículo de Enric González en EL PAÍS y lo enlazo, porque también soy periodista, porque sé lo que es estar ahí.



martes, 19 de agosto de 2008

La ciudad del viento

Soy veraneante accidental en la ciudad del viento...

Quique González. La ciudad del viento






Llegó la hora de regresar. Madrid me recibe calurosa y agosteña, debatiéndose entre la actividad y la pereza, como corresponde a las ciudades que no cierran por vacaciones, donde el verano se soporta con aire congelado y artificial y, con suerte, entre el azul de las piscinas de asfalto, robándole horas a la siesta o al fin de semana. Nada más llegar abro las ventanas y una bofetada espesa me recuerda que el calor no ha acabado pero mi verano sí. Después de las vacaciones no hay más verano: sólo queda esperar el otoño, que ya se anticipa en los escaparates de las tiendas. No hay donde comprar un bikini a finales de agosto, apenas quedan restos de saldo y los maniquíes se abrigan con jerseys de cuello alto. No hay más verano y las canciones recrean la nostalgia. Siempre me puso triste aquel fúnebre redoble de tambores que ponía banda sonora a las despedidas veraniegas, en la voz del Dúo Dinámico: El final del verano llegoooooó (tarrantatantantán).





Este verano he partido y regresado dos veces, aunque mis recuerdos pertenecen al sur. Un verano, por fin, después de los que no. Las miradas al sur, los recuerdos de entonces, canta Quique González.







Me bajé en una estación anterior a mi destino, burlando la tinta impresa del billete, impaciente de sonrisas y abrazos. Me sentí en casa. Los amigos son la familia que nos permitimos elegir, dice un amigo mío. Después, todo fue fácil. Nada perturba cuando se es feliz. Los cambios de planes, los viajes de tres horas en coche para llegar a una playa que estaba a 30 kilómetros, las bromas tontas, las risas compartidas, las rocas asesinas, los dedos morados, las playas anchas y salvajes, mi torpeza, mi pavor a las avispas, mi querencia por los agujeros y por rebozarme en la arena. Momentos felices, todos. Las tortitas del desayuno, las conversaciones de madrugada, las noches en el Pay-Pay, los mojitos envenenados, la música de fondo en el coche. Ser testigo del amor y la amistad por encima del cansancio, las decisiones, las obras, las mudanzas, los estómagos sangrantes, la falta de sueño, sobreviviendo al presente entre el pasado superado y el futuro incierto. Una noche de regalo, sin viento y con estrellas, entre el mar y las ruinas romanas, las luces de África al fondo y el firmamento limpio en lo alto. Los guionistas se portaron: el escenario perfecto para ese album de recuerdos del sur. Ser consciente de la plenitud, de la alegría, de la paz es un lujo que no siempre tenemos la oportunidad de disfrutar. Noche bella, plena. La luna, escondida, al final apareció, en la ventana.




Escribo esto en este domingo raro, 17 de agosto, todavía festivo pero víspera ya de la vuelta a las rutinas. Apuro este día de tránsito con unas cuantas alegrías, el oro de Nadal, la risa balsámica al otro lado del teléfono, el artículo de Luis García Montero sobre el Sur, ese Sur como metáfora de la alegría, de la calma, de la lentitud, de la naturaleza que se despliega luminosa y bella, donde la gente aplaude las puestas de sol. Leedlo, merece la pena. En el Sur no deben tener prisa ni los pensamientos, ni los coches, ni los desnudos. La sensualidad y la belleza requieren su tiempo.

Y de fondo, Quique González. Te conocí en Conil de la Fra, nunca es primavera donde tú creciste...




martes, 22 de julio de 2008

Llegaron las vacaciones.

El tiempo para descansar, para cambiar de rutinas, para desconectar de (casi) todo.

El Área de Descanso queda abierta.

Hay mucho para leer, aunque no sea nuevo.

Como cierre de temporada, dejo este texto. Es el que salió publicado en la revista MUCHOVIAJE del mes de junio.

Y la foto. La hice el verano pasado y me encanta.




LUGARES QUE NO EXISTEN


Todo viaje comienza mucho antes de embarcar. Elegir destino, comprar un billete es adelantarse al futuro. Hacer una maleta es ordenar ilusiones, anticipar aventuras. Es saborear la posibilidad de tomarse vacaciones de uno mismo y jugar a ser otro, en un país lejano, en una ciudad desconocida.

Una vez en el destino elegido, el tiempo empieza a descontar. El viajero, vuelto turista de la aldea global, lo sabe y por eso intenta retenerlo en imágenes. Fotos y videos para detener lo que se está viviendo como única manera de no perderlo, aunque lo captado en esas instantáneas sea sólo la fachada de lo que cada uno quiso vivir. Pruebas físicas para convencernos de que estuvimos allí, de que el paisaje o el monumento que recordamos existe, que no es fruto de un espejismo de nuestro deseo o un recuerdo inventado por esa jugadora tramposa que es la memoria. El regreso resulta triste porque la ficción se acaba y hemos de volver a rutinas imposibles de disfrazar con ilusiones viajeras.

Deshacer una maleta es algo más que sacar ropa arrugada, sudada, vivida. Es darnos cuenta de las cosas cuando ya es tarde. Descubrir prendas que no nos hemos puesto, objetos innecesarios y otros que tal vez hubiésemos tenido que llevar en su lugar. Pero, sobre todo, deshacer una maleta es un ejercicio de nostalgia. Es hilvanar recuerdos, asociando cada prenda a un momento vivido; es sacar mapas, folletos, billetes usados y reconstruir el viaje.

Veinticuatro horas después todo empieza a quedar lejano. Los paisajes, las risas, las voces, las miradas se desvanecen. Lo que fue realidad en un momento del pasado ya ha dejado de serlo, porque todo recuerdo es imaginado. Lo que queda nunca es real; es sólo memoria falseada. Veinticuatro horas después, cualquier viaje es ya una invención.


sábado, 19 de julio de 2008

Poemas de Verano III


Los veranos son
el único paraíso al que volver
ahora que los agostos
ya no son lo mismo,
y ya son otros,
con otros,
en otros lugares,
más ajenos,
más extraños,
porque ya no son míos,
porque ya no los habito.


Vuelvo a los veranos
ahora que todos se han ido,
ahora que ya no queda nadie
y me he quedado
única
entre los desertores
del pasado,
de la vida,
ahora que todos han cambiado
y odian los veranos,
justo
cuando yo más los amo.


Julio 2003

lunes, 14 de julio de 2008

Inmediateces (XI)


DESCALZA

Me regalas zapatos de tacón y me repites lo mucho que te gustan.

Lo que no sabes es que tengo los pies delicados.

Siempre te vas a tiempo de no ver las ampollas que hinchan mi piel desnuda.

jueves, 10 de julio de 2008

Memorias de verano I


Julios de infancia en Madrid.

Mis veranos nunca fueron de mar ni de playa. Tuve que crecer, cumplir los 20, para viajar a mares que nunca sentí míos.

Veranos de hija única que había aprendido a no aburrirse demasiado, que inventaba cuentos, que imaginaba historias, que rellenaba los Libros de Vacaciones Santillana por diversión.

Veranos urbanos, de rebajas, cines y piscinas. Piscinas municipales, excursiones de día entero, mi madre y yo. Santa Eugenia, el Canoe, La Elipa, el Canal, la Ciudad Deportiva del Real Madrid, la M-86. Filetes empanados, tortilla de patatas, frigo-dedos de fresa, cornetes de vainilla. Libros y crucigramas. Ojos rojos y after sun por la noche. Cola cao frío para cenar, con grumos que nunca se deshacían. Piel caliente, cansancio y felicidad en pijama de manga corta.

A La Dehesa iba de invitada. Amigas, granizados de limón. Días eternos, juegos de cartas, pulseras y trenzas. Niñas que éramos niñas, aún. La emoción de quedarse a dormir en casas ajenas que prometían otro día de piscina, un Peugeot 205 rojo petado de niños que se escondían debajo del asiento para poder entrar en el complejo militar.

Por las mañanas mi padre me llevaba a tiendas enormes donde compraba material de dibujo y a librerías de dos pisos con olor a libros nuevos. Me compraba palomitas en Callao y nos tomábamos el aperitivo en el barrio. Trinaranjus de naranja sin hielo para mí y patatas fritas en un bar que ahora es un Rodilla.

Mi madre me llevaba a las rebajas de El Corte Inglés y Galerías Preciados y me compraba jerseys de rayas porque me quejaba de frío al salir del cine, sesión de las cuatro.

Verano azul (yo tenía la misma edad de Tito, entonces), El Gran Héroe Americano (William Katt, mi primer amor televisivo), El coche fantástico, Galáctica, el Halcón callejero. Series de verano, de digestiones que nunca acababan.

El mes de julio se hacía eterno y no era más que la espera de las verdaderas vacaciones.


martes, 8 de julio de 2008

Ausencia

Busco rastros de ti en la cama. Rastros de piel, de sudor, de saliva. Mi mano acaricia la sábana y tú ya no estás, pero permanece tu huella en mis huesos. El instinto animal disparado de ganas de poseerse, de devorar la carne que sabemos nuestra. El ritual ensayado del deseo por fin desatado de los nudos del pudor. Los cuerpos intuyéndose y queriendo acoplarse en la llamada ancestral del cebo del placer. Todas las bocas abiertas, ávidas de lenguas y labios. Dientes que muerden, que se muerden, que chocan en una lucha salvaje, desesperada y violenta. Manos que se multiplican y no dan abasto a tanta piel por recorrer, que palpan, palmean, golpean, atrapan, juegan, acarician, sudan, buscan, suben, mojan, ciegan. Tus dedos mojados en mi boca que saben a mí. Mis dedos ahora mojados de mí sin ti. Ojos cerrados y mandíbula apretada de espacio vacío, de lecho deshabitado. Placer para nadie. Rabia solitaria. Temblor desperdiciado.