La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

lunes, 28 de mayo de 2007

Una deuda pendiente

ELLA:

Ella sabía que tenía una deuda con él, pero no sabía cómo querría cobrársela. Por si acaso, llegó pidiendo ser seducida hasta las últimas consecuencias. Aunque no se lo dijo: no podía permitirse un rechazo que lo fastidiara todo y no dejara lugar para un encuentro posterior. No obstante, se preparó a conciencia, siguiendo uno por uno todos los rituales previos. Se depiló bien las piernas, y las ingles, y se rasuró el pubis hasta dejarlo en una maraña breve, infantil, de niña virgen que pide a gritos que la hagan mujer. Se puso el tanga color fresa, a juego con sus labios. Y falda con botas, como una Caperucita buena. Pero sin sujetador, como una Lolita perversa. Llamó al timbre del 3ºF y esperó a que él abriera.

- Hola
- Hola

Los dos besos lanzados al aire, rozándose levemente las mejillas no le supieron a nada. Quería más, pero nunca se lo pediría. Se sentó en el sofá azul, como siempre: aquella costumbre empezaba a hacerse rutina y que él la dejara con la miel en los labios también. Aunque quizá esta vez... Le sorprendió que él se sentara a su lado y no enfrente, como otras veces. Se hundió un poco en el asiento, para que él pudiera ver bien su escote y cruzó las piernas, dejando ver su muslo desnudo, sin medias a pesar de ser finales de febrero. Él, sin preámbulos ni excusas, ni siquiera un ofrecimiento de agua o coca-cola, deslizó su mano bajo la falda y le susurró al oído:

- Tenemos una deuda pendiente. ¿Cómo piensas pagarme?

- No lo sé – respondió ella, casi rozándole los labios, sin besarle aún, mientras notaba su dedo entre los otros labios.- Si te sirve un pezón de chocolate...

Acompañó sus palabras de un movimiento ágil, en el que dejó al descubierto su pecho derecho: puntiagudo, excitado, coronado por una mancha oscura.

- Bueno, no está mal para empezar... – No se preocupó en acabar la frase, y empezó a succionar, suavemente, aquel pezón oscuro y apetitoso, mientras sus dedos, allí abajo, se movían a un compás cada vez más rítmico. Ella recostó su cabeza sobre el sofá, concentrándose en sentir su boca en el pecho y su mano en el clítoris. Fue entonces cuando sintió ganas de besarle. Sólo un beso. Nada más. Sentir los labios en su boca, su lengua húmeda y caliente enredándose con la suya, las bocas devorándose. Sólo eso. Un beso nada más. Era todo lo que necesitaba de él. Un beso.


ÉL:

Otra cita con ella. Le excitaban sus encuentros, le hacían imaginar cosas. Sabía que nunca pasaría nada, pero eso era lo de menos. Mejor, no quería complicaciones. Era casi como tener una amante, parecida excitación, deseo de aventura, juego de seducción, algo que le hacía salir de la rutina de hombre casado, pero sin riesgos. Casi perfecto. A él le bastaba. Y no quería estropearlo. Ella le gustaba. Le gustaba su cuerpo, sí, lo imaginaba muchas veces, en diferentes poses. Desnudo, semi vestido, a veces vestido del todo, con falda y botas casi siempre, o tanga y botas; sí, esa era una de sus fantasías favoritas: tanga y botas. Nada más. Le gustaría fotografiarlo, desde todos los ángulos. Le gustaban sus ojos. Y su mirada. Provocadora, inteligente. Era una reina en el arte de la inocencia fingida. Le daba morbo. Su juego, los cuentos que escribía para él. Le complacía haberla recuperado, le gustaba tenerla otra vez en su vida. Pero no quería complicaciones. Y sabía que hasta la más tonta de las mujeres era peligrosa. Esta era inteligente, y complicada y, lo peor de todo: romántica. De las que se enamoran a la primera de cambio. Por eso nunca se arriesgaría con ella. Y le perdonaría todas las deudas, no fuera que, por empeñarse en que le pagara, ella acabara queriendo saldar alguna cuenta pendiente. Mejor dejar las cosas como estaban, sin nada de qué arrepentirse después. Tenía que asegurarse de que volvieran a verse: tampoco quería perderla. Mientras iba a abrir la puerta pensaba: “Igual esta vez se ha puesto tanga y botas...”


EL ENCUENTRO:


Ella vestía vaqueros, un jersey de cuello alto y botines. Tanga, quizá, pero el pantalón era muy tupido y él no estaba seguro. Abrió la puerta, se saludaron con dos besos en las mejillas y ella dejó sus cosas en el sofá. Él, desde la cocina, le ofreció coca-cola. Ella le pidió un vaso de agua, acababa de desayunar, dijo. Hablaron de los planos que él le había hecho, ella le volvió a dar las gracias. Comentaron el resultado de las elecciones. Ella le contó el último lío en el que andaba metida: siempre exageraba y lo adornaba todo con literatura y romanticismo. Pero era divertido y original escucharla, a él le encantaban sus historias, tampoco sabía explicar bien por qué. Y mientras ella hablaba, él imaginaba lo que le haría...si pudiera, si quisiera. Pero no quería. Y eso que ella era encantadora, y estaba tan guapa... El jersey realzaba el color de sus ojos, y cuando sonreía, a veces, era casi irresistible. Y sus miradas eran tan provocadoras... Costaba resistirse, la verdad. Menos mal que, hasta ahora, había sido inofensiva. Cuando se despidieron, ella vaciló, como si en el último momento hubiera reprimido el impulso de besarle en los labios. Él se quedó con la duda, y con las ganas, pero cuando cerró la puerta respiró aliviado. Y corrió al baño, ahora que todavía tenía fresca su imagen, y su risa, y su cuerpo...

viernes, 25 de mayo de 2007

Y la lluvia sigue...

...y la melancolía también. Y las canciones tristes, como esta, que expresa el actual estado de mi alma...


THE BLOWER´S DAUGHTER


And so it is
just like you said it would be
life goes easy on me
most of the time
And so it is
the shorter story
no love no glory
no hero in her skies
I can´t take my eyes off of you
and so it is
just like you said it should be.
We´ll both forget the breeze
most of the time
and so it is
the colder water
the blower´s daughter
the pupil in denial
I can´t take my eyes off of you
Did I say I loathe you?
Did I say I want to leave it all behind?
I can´t take my mind off of you
My mind
`till I find somebody new.

*******

Así son las cosas
exactamente como dijiste que serían
la vida sigue, lentamente
casi todo el tiempo.
Así son las cosas
la historia más corta
sin amor ni gloria
sin ningún héroe en su cielo.
No puedo apartar mis ojos de ti.
Y así son las cosas
exactamente como dijiste que debían ser.
Los dos olvidamos la brisa que nos hacía vibrar
la mayor parte del tiempo.
Así son las cosas
el agua fría
la hija del que hace soplar el viento
la pupila que se contradice
¿Te he dicho que te odio?
¿Te he dicho que quiero dejar esto atrás?
No puedo apartar mi mente de ti
mi mente
hasta que encuentre a alguien nuevo.


The blower´s daughter. Damien Rice. Album “0”. B.S.O. Closer.


Nota: la traducción es libre, y probablemente inexacta, pero es la mía. Aún así, se admiten sugerencias y correcciones. ¿Cómo coño se traduce “The blower´s daughter” para que tenga algún sentido en castellano?

miércoles, 23 de mayo de 2007

Encuentros imaginarios

De repente tuve un pensamiento más que absurdo y nos imaginé a los dos frente a frente ante un montón de Heinekens vacías. Tal vez tú – o quizá fuera yo – juguetearía con la etiqueta, o pasaría un dedo por el borde, de manera un poco sensual, subliminal tal vez.

Y allí me vi a mí misma, interrogándote sobre algo que ya no me pertenece. Reivindicando un lugar en tu memoria, en tu pasado, queriendo saber cuál es. Si tú todavía piensas en mí, o si te acuerdas de mí y de qué manera, en qué forma, cuándo, ante qué estímulos lo haces, y si coinciden con los míos.

Esta semana es mi cumpleaños y yo, tontamente, absurdamente, todavía espero que me llames. Aún dudo, a lo mejor no te cojo el teléfono. No sé si me apetece hablar contigo, y pienso que no estoy preparada: temo delatarme, que me descubras. Y sobre todo temo que el tú que estará al otro lado sea demasiado real, demasiado actual para mí. Mi problema siempre ha sido ese: creer en el tú que no eras, sucumbir al engaño y no darme cuenta de que lo que yo veía en ti en realidad no existía; que eran mis deseos reflejados en tu espejo.

Por eso prefiero no coger el teléfono, para que no me defraudes. Para no acabar herida, hundida otra vez, llamándome tonta y odiándome a mi misma en vez de odiarte a ti. Aun así me encantaría que me llamaras. Me haría mucha ilusión, te querría un poco más, aunque no te coja el teléfono.

En serio, no sabes lo difícil que es estar enamorada de un fantasma.

domingo, 20 de mayo de 2007

Al borde de los 32

B.S.O. DVD “Con Cierto Sentido”. Los Secretos (era post Enrique), gentileza de J.P.

Mi vida se desordena / reordena al ritmo de acordes antiguos. Vuelvo a las canciones, a los recuerdos, a mi adolescencia dormida en los cajones sepultados por realidades adultas que otros quieren imponerme. Recupero mi inocencia nunca perdida a pesar de los años transcurridos desde mis quince años. A cuatro días de cumplir 32 sigo sin saber muy bien quién soy, y a ratos tampoco sé si quiero saberlo. La vida que me espera está en un futuro que tampoco tengo prisa por alcanzar. Miro atrás y sigo reconociéndome en mis propias huellas, aunque a veces mis zapatos parezcan cansados.

Canta Álvaro Urquijo y hay algo reconfortante en esas canciones en las que yo he ido haciéndome: esas letras, esas melodías tan familiares (tan de Enrique, la mayoría) me recuerdan a la que fui, como si ya desde entonces no quisiera haber sido otra cosa distinta de la que todavía no soy.

La memoria ya no es melancolía, tal vez sólo nostalgia, que duele menos al saberse un poco acompañada. No pega citar aquí a Los Rodríguez, se supone que el hilo conductor de esta vomitona sentimental son Los Secretos, pero en estos momentos brindo por los corazones que se han roto en el camino. Siguen doliendo y me gusta que a veces duelan todavía: el día que deje de sentirlos todo empezará a estar perdido, y yo también.