La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

martes, 28 de febrero de 2017

FEBRERO: JOAN DIDION

EL AÑO DEL PENSAMIENTO MÁGICO

Y cada intento es un nuevo principio
y un tipo diferente de fracaso.
Porque uno solo aprende a dominar las palabras
para decir lo que ya no necesita decir
o en una forma en que no está dispuesto a decirlo.

East Coker. Cuatro cuartetos. T.S. Eliot.
El dolor por la pérdida nos resulta un lugar desconocido hasta que llegamos a él. Anticipamos que alguien cercano a nosotros puede morir, pero no imaginamos más allá de los días o semanas inmediatamente posteriores a esa muerte imaginada. Incluso interpretamos erróneamente la naturaleza de esos pocos días y semanas.  Si la muerte es repentina, es posible que esperemos sentirnos conmocionados, pero no esperamos que la conmoción sea arrasadora, que trastorne a la vez el cuerpo y el espíritu. En la versión de dolor que imaginamos, la pauta a seguir es la 'recuperación'. Los peores días serán los primeros. (...) No podemos saber - y ahí reside la diferencia fundamental entre cómo imaginamos el dolor y cómo es en realidad ese dolor - la interminable ausencia que sigue al hecho en sí, el vacío, la absoluta falta de sentido, la inexorable sucesión de momentos en los que nos enfrentaremos a la experiencia del sinsentido.




NOCHES AZULES    

Las estrellas ya no hacen falta; apagadlas todas.
Guardad la luna y desmontad el sol,
vaciad el océano y barred los bosques;
porque ya nada puede servir para nada.
Blues funerarioW.H. Auden


El tiempo pasa.
Los recuerdos se borran, la memoria se adapta, la memoria se ajusta a lo que creemos recordar.

Recordatorios de lo que fue, de lo que se rompió, de lo que se perdió y de lo que se echó a perder.
Objetos para los que no existe una resolución satisfactoria.
Más fotografías descoloridas y agrietadas de las que quiero volver a ver en la vida.
Invitaciones a bodas de gente que ya no está casada.
Recordatorios de los funerales de gente cuya cara ya no recuerdo.
En teoría todos esos recuerdos sirven para evocar momentos pasados.
Pero la verdad es que solo sirven para dejar claro lo poco que aprecié aquellos momentos cuando los tuve delante. Y lo poco que aprecié los momentos cuando los tuve delante es otra cosa que ya no me puedo permitir ver.
  
"Te quedan tus maravillosos recuerdos", me decía la gente más tarde, como si los recuerdos trajeran consuelo. No lo traen. Los recuerdos son por definición del pasado, de lo que ya no está. Los recuerdos son las fotografías descoloridas y agrietadas, las invitaciones a bodas de gente que ya no está casada, las tarjetas impresas en serie de funerales de gente cuya cara ya no recuerdo. 

Los recuerdos son las cosas que ya no quieres recordar.

***

Cuando empecé a escribir estas páginas, yo creía que iban a tratar de los hijos, de los que tenemos y de los que desearíamos tener, de las formas en que dependemos del hecho de que nuestros hijos dependan de nosotros, de las formas en que los animamos a que sigan siendo niños, de las formas en que ellos nos resultan más desconocidos para nosotros que para sus conocidos casuales; de las formas en que nosotros somos igualmente opacos para ellos.

De las formas en que nuestras inversiones emocionales en los demás siguen estando demasiado viciadas como para poder ver a los demás con claridad.

De las formas en que ni nosotros ni ellos podemos soportar contemplar la muerte ni la enfermedad, ni siquiera el envejecimiento, del otro.

Pero a medida que las páginas avanzaban se me ocurrió que su tema real no era para nada los hijos, o por lo menos no los hijos en sí, por lo menos no los hijos en tanto que hijos: su tema real era esta negativa a abordar dicha consideración, la negativa a afrontar las certidumbres del envejecimiento, la enfermedad y la muerte.

Este miedo.

Solo a medida que las páginas avanzaban entendí que los dos temas eran el mismo.
   
***



"Es como cuando  muere alguien. A los muertos no hay que darles vueltas", me dijo una vez mi hija, a modo de explicación de su estrategia.