La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

lunes, 8 de julio de 2013

ANIVERSARIO


Un año ya en este espacio. He vuelto a acumular montañas de papeles que me da pereza ordenar, que cualquier día tiraré sin haber leído o que permanecerán ocupando sitio y rebozándose de polvo hasta la próxima mudanza. Sigo siendo desordenada y perezosa: la casa nueva no ha conseguido doblegar los viejos hábitos. Miro la mezcla de ropa de verano y de invierno esparcida por la cama, el sofá, las sillas, los armarios, los percheros y sé que nunca lograré el orden completo, hacerlo todo a su tiempo. Dejar la plancha en mitad del salón, estorbando incluso, no ha servido de mucho: ahí sigue, haciendo las funciones de mesa auxiliar, de armario provisional donde se amontona la colada reseca. 

Pero el verano impone su propio ritmo y aquí los veranos no parecen de ciudad. Podría pasarme todo el mes de la piscina a la terraza sin echar de menos pisar la calle. Es un estado semivacacional que lo impregna todo. Lo urgente y lo importante dejan de serlo y el tiempo pasa tan engañosamente despacio que los días se consumen engullidos por una laxitud incompatible con cualquier esfuerzo. Las prioridades cambian y preocupa menos tener un único vestido que ponerse, ante la tarea titánica y masoquista que se antoja siquiera encender la plancha, con treintaytantos grados abrasando el aire.



Un año, decía, y ningún acontecimiento extraordinario que añadir al balance, salvo más tiempo de trabajo y menos para lo demás. Lo cual tampoco está mal del todo. El sofá resultó ser cómodo y práctico y albergó siestas, pelis de sobremesa y hasta partidos de fútbol; la caldera y el horno tuvieron achaques; aunque la habitación es algo fría en invierno, la cama silenciosa y ancha se sigue llenando de luz por las mañanas; mi madre se preocupó de proveer de flores y hierbas la terraza, que sigue siendo un sitio espléndido al caer la tarde. Pude volver a hacer café en la mini cafetera italiana, descubrí las maravillas de la inducción, donde hasta un cocinero mañoso consiguió hacer una paella estupenda, y he cocinado para los amigos, en unas cuantas comidas de domingo de esas que se alargan hasta la hora de la cena. La primavera no fue propicia para celebrar mi cumpleaños en la terraza y la diáspora y la holganza veraniegas amenazan con dilatar esa fiesta anunciada hasta septiembre, pero sé que el sofá y la mesa aguardan invitados.




Un año. El verano que no llegaba se ha plantado en todo su esplendor y ya no parece haber otra preocupación que la de descontar los días para las ansiadas vacaciones. Este año no hay cajas pero hay ropa desperdigada por la casa, esperando orden. Y yo pospongo el momento de la plancha, ante otras urgencias: los amigos, el cine, unos cuantos largos en la piscina, un par de horas de sol, un café con un libro en la terraza al atardecer, escribir este post.