La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

viernes, 17 de noviembre de 2017

DIECIOCHO

Y si quieren saber de mi pasado
es preciso decir otra mentira:
les diré que llegué de un mundo raro,
que no sé del dolor,
que triunfé en el amor
y que nunca he llorado.



Y van dieciocho, y yo sigo sintiéndome tan pequeña como entonces, igual de perdida, sin alcanzar la mayoría de edad en tantas cosas, por más años que pasen desde aquel último noviembre de los años 90. Creemos que sabemos, que aprendemos, que maduramos, pero todo es mentira. Sólo sobrevivimos, mentimos, nos engañamos. Y seguimos fracasando, llorando, sufriendo. Volviendo a las canciones tristes que nunca pasan de moda, que ahora como entonces siguen siendo espejo, desahogo, consuelo, placer culpable (como si hubiese alguno que, en el fondo, no lo sea).

Dieciocho años después vuelve a ser tiempo de adioses, de cambios de planes, de no conseguir zafarse de esa amiga mala suerte que se empeña en perseguirnos mientras la buena fortuna nos es esquiva, de vagar por la acera equivocada porque ninguna es buena en la calle del olvido.

Once meses de despedidas sucesivas. Algunas aún no puedo nombrarlas. De otras a mi pesar supe, y no sé si esas verdades fueron carga o liberación: no era mi nombre el que inventaban los hombres con quienes yo soñaba o a quienes deseaba tener a mi lado.

Volví a ver a A., la nostalgia y la tristeza volvieron a coincidir y después vino la nada. Sus recuerdos eran muy distintos de los míos, y es el presente con su dosis de realidad el que al final se impone. Su sombra y la mía cada una en una acera. Las cosas de la vida.

Ya no creo en películas rosadas, pero hasta esa clase de no amor me ha fallado. Los que quiero querer acaban eligiendo a otra que no soy yo. Se me olvida una y otra vez que nunca me elegirán, que quizá nunca me quisieron. Que mientras yo escribo sobre ellos probablemente ya me hayan olvidado. Que no habrá ocasión de gritarles un "déjame" porque no tienen ningún interés en volver. No, decididamente la vida no es como en las canciones. Y, en ocasiones, resulta aún más triste que las canciones tristes.

Sé que ir de loser no es sexy, muchos amigos me abroncan por ello, pero me da igual. Una tiene que asumir lo que es. Encajar los golpes de la vida. Cada uno lo hace a su manera, como sabe o puede. Esta es la mía: la literatura, las canciones, los amigos, sin distinguir si son reales o imaginarios. Para confortarnos cuentan tanto las personas que tenemos a nuestro lado todos los días como los personajes de ficción o aquellos a quienes no llegamos a conocer en persona pero cuyo arte nos salva, nos describe, nos emociona y nos hace sentir vivos.

Gracias, Enrique, por tus canciones. Que me siguen acompañando. Que nunca fallan. Que son mi vida.





Pd.- Esta canción la escuché por primera vez en la voz de Enrique Urquijo, en la versión de su disco con Los Problemas. Después he escuchado muchas otras, incluida la de Chavela Vargas. Pero esta sigue siendo mi favorita. Esa emoción del descubrimiento, en la voz de Enrique, permanece. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Querida ETDN ¿no hay post navideño?