La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

miércoles, 6 de julio de 2011

Sopla verano



Sopla verano y yo recuento un regreso extraño. Ruedo del mar al asfalto en este primer lunes de julio con un paisaje de obligación y fastidio en el horizonte. Me salvan en este viaje de vuelta a la ciudad ardiente las canciones que hablan de la posibilidad de recordar sin odio y de otras cosas que importan. Me salva la memoria de algunas lecturas recientes, de los artículos epitafio dirigidos a los fantasmas de los que fuimos, que se aparecen de vez en cuando para que no nos olvidemos de dónde venimos y podamos convencernos de que somos ya distintos, proyectados y reales en un presente que alguna vez fue futuro. Me salvan los amigos que me esperan, unos cuantos abrazos y el deseo de alguna mirada consumido en besos que quiten y den aliento. Me salva la certeza de algunas sorpresas y la posibilidad de seguir soñando.

Este paréntesis de tiempo y espacio me devuelve perezosa y desganada. Mi cuerpo y mi mente reclaman seguir de vacaciones, mientras intento distraerles con planes que nunca cuadran como deberían en esta ciudad que me recibe hostil, áspera de fuego seco y obligaciones ineludibles. Agota el trabajo intensivo en las noches de verano, que no se inventaron para desperdiciarlas en un despacho artificial que asfixia con la soga de las horas contra reloj.

Ha sido extraña y confortable la paz de estos días, sin necesidad de búsqueda. Completa por dentro, importa menos lo de fuera. La emoción es interior y no hay impaciencia ni angustia.

Hay amores lentos que tardan en manifestarse. Pero una vez que surgen suelen ser sólidos y cuando nos damos cuenta son ya imprescindibles. Puedo decir ahora, por fin, que hay dos hogares que siento míos. He tardado diez años en descubrir que me basta tener un lugar al que regresar o al que ir para hacer completos los veranos.

Tal vez me espera un viaje al otro lado del verano, pero septiembre queda lejos.

El tiempo es una trampa elástica que avanza a su propio ritmo y casi nunca coincide con el nuestro.

Septiembre queda lejos y entre medias quedan dos meses de ciudad, unas cuantas idas y vueltas, y todas las posibilidades del mundo encerradas en los sueños de una liebre plácida que atesora sorpresas de oro escondidas entre los días del verano.


Lunes 4 de julio de 2011. En un área de descanso entre el mar y Madrid.



2 comentarios:

Fleischman dijo...

Muy bonito. Pero en el fondo, es una forma retorcida de restregarnos que has estado en la playa, mientras tus amigos nos asábamos.

Bienvenida ;)

Fernando dijo...

vaya alguien ha descubierto el fondo de tu mensaje...besos.