La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

miércoles, 21 de julio de 2010

Nubosidad variable


Soy escritora gracias a Nubosidad variable. Había leído muchos libros antes. Y he leído otros muchos después, seguramente mejores. Pero ninguno como Nubosidad variable.

Eran las navidades de 1994. El libro se lo había regalado a mi madre por su santo y acabé leyéndomelo antes que ella. Yo tenía veinte años, bastante ingenuos, pero los suficientes como para haber sufrido ya sinsabores y desencuentros en la amistad y el amor. Y 1994 no había sido un buen año en ninguno de los dos sentidos. El libro me enganchó, lloré como me gusta llorar con los libros y las series, llené más de cinco páginas de mi cuaderno de citas con frases (párrafos completos incluso) del libro. Y puede decirse que me cambió la vida. Porque algunas de sus frases han sido mantras a lo largo de los años. Porque cuando no he tenido nada que me apeteciera leer en un momento dado he vuelto a él como a una Biblia y siempre he encontrado respuestas. Y porque ese libro me cambió la forma de leer y de escribir.

Escribía desde mucho antes, desde que tengo memoria me recuerdo escribiendo. Estudié periodismo porque me gustaba escribir. Pero sólo después de leer Nubosidad variable fui plenamente consciente de que deseaba escribir. Escribir una novela. Una novela que consiguiera transmitir lo que a mí me transmitió Nubosidad variable. Porque descubrí que la vida cotidiana, la de cualquiera, era una fuente inagotable de emociones que podían contarse, compartirse, novelarse. Y que, a veces, la vida contada es mejor que la vivida.

Sofía Montalvo y Mariana León son para mí más reales que algunas de las personas que han pasado por mi vida. Forman parte de mí. Pienso en ellas como personas vivas.

Nubosidad variable fue lo primero que leí de Carmen Martín Gaite. Y he leído muchas de sus obras. No todas. Ni todas completas. Pero ahí están, como parte imprescindible de mi biblioteca. En cada novela, en cada ensayo, siempre he apuntado alguna frase, algún “hilo” de esa cometa que son las palabras que me han llevado a conocerme más, a comprenderme algo, a identificarme siempre.

Primero admiré su escritura y luego su persona. Íntegra y entrañable. Con sus boinas de colores y sus collages. Con una vida dura y siempre con la libertad por montera. No llegué a conocerla. Hubiese tenido la oportunidad cinco años después de su muerte, de la que el viernes hará diez años. Me enteré por la llamada de una amiga, desde Barcelona. Durante la carrera prometimos escribir la segunda parte de Nubosidad variable. Y aunque las dos sabíamos que eso no pasaría, de alguna manera hemos sido fieles a nuestra promesa. Ella ya ha publicado dos novelas. Yo sigo escribiendo.

Me acerqué a Carmen en la Feria del Libro, en 1996, para que me firmara Nubosidad variable. Le dije que escribía. Le debí de recitar de memoria un montón de frases del libro. No me acuerdo. Y ella me escribió una de las dedicatorias más bellas que me han escrito nunca. Dándome las gracias por leer y por escribir.

Gracias a ti, Calila.

15 comentarios:

Isabel dijo...

"De todos los pozos se puede salir..."

Llego a tu área de descanso y veo una playa que puede ser del sur, me encuentro como en casa, y más aún cuando te leo, porque es como si yo estuviera escribiendo esta entrada. A mí me lo prestó una compañera de estudios y amiga, y qué te voy a decir, si tú lo has dicho todo mejor que yo. ¡Ojala yo tuviera una dedicatoria de ella! Sólo la conozco a través de sus palabras y han sido muchas. Me gustan esas alas, palabras que vuelan, eso creo le gustaba; lo demuestra en sus cuadernos.
La curiosidad y esa sencillez con la que escribe tan difícil de conseguir dos cosas fundamentales que invitan a escribir.

Te comprendo y me he alegrado mucho de encontrarte.
Un beso.

Iván dijo...

Hoy estoy sensible.

Me ha emocionado lo tuyo. A mí me pasó lo mismo con Javier Tomeo. No soy mitómano y me avergüenza ir confesando mi admiración a los desconocidos. Aún así, quise contactar. Como no se prodiga mucho por las ferias del libro le escribí una carta. No me respondió, claro. Pero si lo hubiera hecho me habría dado un vuelco el corazón.

Portarosa dijo...

También a mí me gustó mucho ese libro, que además leí en Cádiz, con la misma luz.

Mi gran momento mitómano fue llevarle un libro para que me lo firmase a Guillermo Cabrera Infante, y charlar con él. ¡Estaba tan nervioso e ilusionado!

Un beso.

ETDN dijo...

Isabel, bienvenida al Área de Descanso. Carmen Martin Gaite es una de las grandes, y siempre tan humilde. Gracias por dejar huella, espero verte más por aquí.

Gracias, Perplejo. Yo también le escribí a Ray y no me contestó ;P

Porto, ¿te lo firmó? ¿qué te dijo? ¿qué te puso? No nos dejes en ascuas, hombre, remata la historia :)

Portarosa dijo...

Sí, claro, fue muy amable.
Yo llegué a su lado, el primerito de entre todo el público (había dado una conferencia), y le dije atropelladamente que era el escritor con el que más había disfrutado (probablemente siga siendo uno de los que más me han hecho disfrutar), y que él estaría cansado de oír cosas así, pero que para mí era un momento increíble, que lo conocía gracias a mi padre, etc., etc.

Me dijo que en absoluto estaba acostumbrado a eso, y me puso en el libro "A Portorosa (je), admirable por admirar".

Después le dije a la encargada del acto que si iban a cenar me dejase ir; que yo me pagaba mi cena, pero que me dejase... Pero Cabrera ya estaba bastante enfermo, y se iba directamente a descansar.

Antes, tras la charla, en el turno de preguntas, ante un silencio un poco largo, dijo con mucha gracia -"Les advierto de que si no hay más preguntas no habrá más respuestas"; y yo, en plan telefilme, dije "Yo no tengo ninguna pregunta, pero no quiero que se vaya"; y todos aplaudieron. Muy telefilme, ya digo; pero muy guay.

Un beso, chica.

ETDN dijo...

¡Qué grande! Don Guillermo y tú, claro. Disfruta de tus vacaciones. Yo ya en cuenta atrás para irme a Praga. besos

Iván dijo...

Vale.

Me da un poco de envidia lo vuestro con Carmen y Guillermo.

Pero siempre pensaré que Tomeo está muy mayor y además que es un tipo muy raro. Que no es por mí, que es por él y todo eso.

De Ray Loriga, Marina... pues chica, qué quieres que te diga.

NáN dijo...

No lo he leído (mis lagunas son mares), pero me encanta cómo has contado la historia de lo que significó ese libro para ti.

Portorosa, ¡eres grande!

María a rayas dijo...

y era salmantina...en la plaza de los bandos (creo que es en esa plaza) hay una estatua suya, con su eterna boina y su sonrisa triste...a mi ella tb me parecía entrañable, aunque del libro, apenas me acuerdo, la verdad. De Entre visillos, sí, quizá porque era mucha Salamanca, y la Salamanca de mis padres, las ansias de los de provincias por no ahogarse en una ciudad como aquella en un tiempo como aquel...

un beso!

LUISA M. dijo...

Después de leer lo que has escrito sobre lo que significó para ti este libro de Carmen Martín Gaite, me han entrado ganas de buscarlo para leerlo yo también.
Yo he leído de ella Retahílas, un libro de Cuentos y Lo raro es vivir, que recuerdo que me gustó mucho.
Gracias por trasmitir estas hermosas emociones por el libro y la autora, Marina. La dedicatoria que te escribió es preciosa, desde luego.
Muchos besos. Y a seguir leyendo y escribiendo.

B.A dijo...

De mundo perplejo al área de descanso. Me ha gustado mucho tu post. Recuerdo que también leí hace muchos años Nubosidad variable. He olvidado las preocupaciones de las protagonistas porque mi memoria no ha podido retener de qué trataban todas esas cartas que un día empezaron a escribirse, pero guardo una frase, una anécdota de la novela: lo bonito que resulta poder decirle a alguien "¿te acuerdas...?" y completar con vivencias esos puntos suspensivos.

Desconcertada dijo...

Vaya..escribes!.No me sorprende, me gustaba tu forma de redactar cuando te leía hace años...hoy no sé el porqué he decidido visitaros y me he llevado una grata sorpresa.Saludos

conde-duque dijo...

Muy buen post, Marina.
Carmen Martín Gaite es una lectura muy recomendable. Yo creo que es lo más parecido que hemos tenido en España a Natalia Ginzburg, que es una de mis escritoras preferidas. Te la recomiendo también, creo que puede gustar.
Espero que sigas disfrutando de las vacaciones...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me he topado con tu entrada por casualidad. Es curioso como Internet saca de golpe viejas entradas, viejas fotos que ya no recordamos (de sorpresa, como la liebre en el erial, citando a Sofía Montalvo).
Tengo 20 años y estoy leyendo Nubosidad variable, así que es imposible no sentirse identificada con tu entrada. Sus citas -como la de la liebre en el erial, o aquella de "hay amores de novela y amores para casarse"- resuenan en los pasillos de mi mente constantemente. De todos modos creo que quizá es un poco desesperanzador para leerlo con 20 años. Es como si ver la vida de las protagonistas de "Entre visillos" 20 años después. Me ha gustado muchísimo tu entrada. Me preguntó como se ve este libro cuando han pasado 20 años -cómo lo verá la autora de esta entrada-, y, respecto a mí, si habré conseguido lo que me proponía (la escritura de Sofía, la psiquiatría de Mariana, que más da), y si seguiré viendo formas en las nubes. Nubosidad variable.

Ciudadana A.

Ana dijo...

También a mí me han pasado cosas leyendo a Carmen M. G. y he transcrito mensajes llenos de poesía y contenido vital y describiendo vivencias personales me aprendo. Descubro que sigo siendo una desconocida para mí misma. "El presente tan delicado y frágil como un pétalo"