

Gracias a ti, Calila.
A todos los que os encontréis en tierra de nadie, bienvenidos al Área de Descanso.Un lugar ideado para parar, respirar hondo y tomar aliento para proseguir el viaje.Porque la vida sigue, a pesar de todo.
Dos años después – dos años ya desde aquella otra final – nosotros, los de entonces, hemos cambiado. Hemos crecido. Dos años más viejos, más sabios, más vividos. Hemos viajado, vivido, amado, sufrido y escrito. Libros publicados, fotos, mudanzas, achaques, amores fugaces, nuevos amigos, idas y vueltas, presencias en ausencia y despedidas nunca definitivas; la distancia nunca es cuestión de kilómetros sino de sentimiento. Pero aquí seguimos, navegando en sótanos húmedos y en noches empapadas de alcohol y ganas.
En la competición continua que es la existencia, en la que no siempre gana el mejor, en la que a veces ganando se pierde y en la que algunas derrotas son victorias, aunque tardemos en darnos cuenta y no siempre podamos sacar una conclusión clara o una lección de la que aprender, lo importante es no rendirse. Por eso aquí seguimos. Tocados pero no hundidos. Vivos.
El Mundial ha sido raro. Tenía muchas ganas. Pero ha sido extraño. He visto los partidos en lugares distintos, con distintos grupos de amigos. El 16 de junio no fue un buen día. Médico a la hora del partido, discusión con mi madre, España que pierde y que no brilla como en
España-Alemania me daba miedo. Pero volver a verlo en The Quiet Man me daba tranquilidad. El pulpo Paul, san Fermín, yo vestida de blanco y rojo, porque en aquella otra final ganamos y yo iba con la misma ropa, y las uñas lacadas en rojo, como si no fueran mías. El corazón, la camisa y mi perfil en Facebook palpitando en rojo emoción. Mi alma con España y proyectándose en Praga, el destino en el que quedará escrito este verano de 2010. Será que cada seis años toca vivir un verano de los que no se olvidan. Como el de 1998, como el de 2004. Ciclos que se repiten puntualmente, las leyes mágicas del azar. No dejamos de caminar en círculos.
España en la final. Ganas, nervios, toda la emoción y las ilusiones en la cabeza, en la sangre, en el cuerpo. No sé dónde lo veré. Sé que ganaremos. Sea cual sea el resultado. Porque en este verano de 2010 la suerte está de mi lado.