Denia, 15 de agosto de 2012
Esta terraza por las noches y los libros pendientes que me he traído. Libros de amigos, de personas que conozco. "Nadar en agua helada", de Recaredo Veredas; "Huésped", de Roberto Terán; "Siberia", de Juan Soto Ivars. Poesía en vena, aunque "Siberia" sea una novela. Libros tristes, amargos, bellos y desesperanzados; gritos en el papel, al lector, al vacío.
Esta terraza por las noches y los libros pendientes que me he traído. Libros de amigos, de personas que conozco. "Nadar en agua helada", de Recaredo Veredas; "Huésped", de Roberto Terán; "Siberia", de Juan Soto Ivars. Poesía en vena, aunque "Siberia" sea una novela. Libros tristes, amargos, bellos y desesperanzados; gritos en el papel, al lector, al vacío.
Sus letras me abren otra dimensión de ellos. Detrás de esos rostros, de esas voces conocidas hay vidas donde late el pasado, el dolor, los errores, las cuentas pendientes y las futuras. He compartido conversaciones, risas, fiestas con ellos, ignorándolo todo de sus vidas. Y de pronto tanta intimidad expuesta, tanta intemperie. Es literatura, claro. Pero el tamiz de la poesía no enmascara la profundidad del sentimiento. Quién lo diría.
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