La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

viernes, 27 de marzo de 2009

Paranoia de noche en blanco


Uno no escapa de su destino, ni de sus huellas. El ansia de conocimiento es en ocasiones un camino de autodestrucción y en otras una vía de salvación. Nunca se sabe y cualquier interpretación es tan errónea como acertada.

Las chicas curiosas nunca hacen caso de las advertencias, siempre buscan donde no deberían.

Si fumara hierba, este sería el momento idóneo de liarme un porro. Pero no es el caso. Mi mente vuela igual, mi cerebro genera sustancia suficiente para borrarme la visión y hacer brotar las palabras. Esta noche me dopo con fresas con mucho azúcar y un cola cao caliente.

No sé muy bien a qué se debe este ejercicio suicida de arrogancia y exhibicionismo, por qué esta necesidad de exponerme. Quizá debería aprender a tener secretos. Pero no me sale. Por el contrario, me invade una necesidad terrible y urgente de gritar todas estas emociones estallando en cuerpo y mente, en piel y en vena.

Casi nunca se tienen suficientes datos. Simplemente se especula y uno se convence de sus propios argumentos.


sábado, 21 de marzo de 2009




...que la primavera es para andar enamorado
que todo lo demás es desperdicio...



miércoles, 18 de marzo de 2009

Johnny Guitar





Diario de un romántico del s. XXI (fragmento)

Ya no hablamos. Ya nunca hablamos. No es que antes habláramos mucho, pero al menos nos reíamos. Memorizábamos diálogos de películas que acababan degenerando en frases absurdas e inventadas. Nuestro preferido era el de Johnny Guitar.

- ¿A cuántos hombres has olvidado?- preguntaba yo, en un tono teatral.
- A tantos como mujeres tú no te has follado – respondía ella, gamberra.
- ¡No te vayas! – continuaba yo.
- No pienso moverme – provocaba ella, con descaro.
- Dime algo bonito – improvisaba yo.
- Mira que eres pesado – se lamentaba ella, resoplando con cara de fastidio.
- Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo –gimoteaba yo con exageración.
- Tío, que nos conocemos desde hace menos de un mes.
- Así no hay manera. Qué poco romántica. Con lo que me gusta la frase de Vienna, cuando dice “habría muerto si tú no hubieses vuelto”...


Nunca ha sido muy romántica, pero a mí eso siempre me ha dado igual. Su punto agresivo me excita muchísimo. No la imagino diciendo pasteladas. Sus frases son más bien del tipo:

- Eres un alter ego de Woody Allen venido a menos. Sólo que ateo renegante y de San Blas.

Consigue hacerme reír con esas salidas suyas, un poco brutas pero con su punto de ternura.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Inmediateces XXI

(Esta salió en inglés, no preguntéis por qué. Simplemente, surgió así)


Curiosity killed the girl, sings the cat.

Too much waiting killed the curiosity.

The cat smiled.

The girl is back again.



Traducción libre:


La curiosidad mató a la chica, canta el gato.

La espera mató la curiosidad.

El gato sonrió.

La chica ha vuelto.

domingo, 8 de marzo de 2009

Imágenes por la nariz



Los olores que me elevan por encima de las cosas: el olor a naranjas por la mañana, el aliento a tabaco de ciertas bocas, el pelo mojado de después de la ducha, after shave en diferentes pieles.

Nada que ver con la basura acumulada, el pescado podrido, la ropa usada un día tras otro como tantas cosas que perduran sin querer, que se vuelven rutina en el transcurrir de los días.

Y la muerte, ¿tendrá olor cuando llega inesperada? Cómo saberlo sin el frenazo que precede al choque, sin el grito antes del salto; es la enfermedad la que huele a viejo por muy joven que se sea.

Hieden las vísceras, el cuerpo en descomposición y luego nada, el olor a tierra del cementerio o el olor inexistente de las cenizas reducidas a polvo.

Olor de animales en cautividad, perro o gato, paloma, pájaro, tortuga o pez, comida prensada con olor artificial.

A qué huelen el tiempo y los relojes, a húmedo quizá, o al café de la siesta, a las tostadas quemándose, al aroma dulzón de los porros que nunca acabamos, que se apagan en el cenicero porque nos puede el vino o el whisky, madera en el paladar, y la cerveza amarga que derramamos por el suelo que ya no huele a hierba, o sí.

La hierba sólo huele después de regarse o mojarse con la lluvia, después de segarse con todo el ruido del cortacésped.

Las piscinas de agua dulce huelen a verano y a rumor de sol, las de invierno calientes a cloro y moho.

Las colonias llenan el hueco entre la oreja y la nuca. Alcohol, vapor etílico de hombres que huelen a hombre y a azahar y mujeres que huelen a flores en el ascensor. ¿A qué sabe la piel de las mujeres, tan suave pálida siempre bajo el labio?

La sangre nunca es roja, sólo metálica, y caliente a veces.

El frío tiene su propio olor y duele por dentro, igual que la noche, aunque el aroma que siempre permanece, el más inasible, es el de las primeras veces, el de los amaneceres compartidos.

Imágenes que entran por la nariz, se incrustan en el cerebro y nunca jamás se olvidan.


domingo, 1 de marzo de 2009

Hambre de luz



El cuerpo me pide sol

y yo no tengo alimento para su hambre


la piel grita

grieta desnuda

busca luz en vena


carne podrida

de tanta lluvia


escama de escarcha y hielo

congelación por oscuridad

de la víscera latente


en esta madriguera

a la que condena el invierno


donde se atrofia la vida

se atragantan las ganas


sólo hay gris tras los ojos.


Mirad

mis dientes pálidos

no tienen dónde morder

ni caerse muertos.


Sed de día

ansia

de boca seca.