Uno más. Y la alegría de cada año en esta fecha. Los nervios, la excitación, las ganas de celebrar. La necesidad de que sea un día especial. 41 y me sigue haciendo ilusión. No soy madre, así que sigo siendo niña eterna: la única. Desde siempre y por siempre yo. Mirada al frente, pero también a todo lo que me ha traído hasta aquí. Lo que ha hecho de mí quien soy. Seguir sumando. Aprendiendo. Conociendo (desconociendo a veces, también). Mirando. Viajando. Dando. Recibiendo. Disfrutando. Amando. Viviendo.
Ser consciente de mi suerte. De que todavía no me falten
quienes tienen que estar. De tener a quienes tengo, saber que me quieren y que
les quiero, aunque no se diga. "Encantada de ser lo contrario de lo que
soñé", como cantaba Quique González. Orgullosa de quien soy. De haber ido
construyéndome a base de errores, improvisaciones, apuestas a ciegas. Nunca
tuve una idea clara de cuál sería mi futuro, pero no podría haberlo soñado
mejor. Mi vocación literaria me ha traído las mayores alegrías y satisfacciones
de mi vida: una novela, amigos, amantes, amores.
Las pérdidas y las renuncias, que no han sido tantas ni tan
importantes, me condujeron hasta esta felicidad de ahora. Me siento en paz, que
no es poco. Conmigo, con los míos, con los otros. No acumulo arrepentimientos
ni frustraciones. Me gusta mi vida de adolescente, sin responsabilidades ni
cargas sobre mis hombros. Me gusta mi independencia, mi libertad. Hacer lo que
quiero, con quien quiero. No echo de menos los hijos que no tengo. No me siento
sola: mi familia son mis amigos.
Me gusto más ahora que a los 20. Compenso el paso del tiempo
en mi cuerpo con una mente más clara, que sabe lo que quiere (y, sobre todo, lo
que no quiere) y con una actitud más sabia ante el mundo y ante los demás. Me
siguen importando las cosas, y sobre todo las personas, pero he aprendido a no
tomarme todo tan a pecho. Sé que casi nada es definitivo. Que el dolor pasa.
Que hay que aprovechar el momento. Que de nada sirve aferrarse a las cosas (ni
a las personas), que hay que saber dejarlas marchar cuando ya no sirven o no
aportan. Que las madres siempre (o casi siempre) acaban por tener razón y dan
los mejores (y también los peores) consejos. La mía siempre dice: "Más
vale una vez colorada que ciento amarilla". Siempre he aplicado esa máxima
a rajatabla, yo, que me sigo sonrojando como una colegiala a la menor ocasión.
Sigo siendo vehemente, apasionada, impaciente, brusca,
brutalmente sincera, pero sufro menos. Desde que no creo en el amor, el amor me
viene dado. Sé que amo mejor cuando no estoy enamorada: paradójica lección que
he tardado toda una vida en aprender. Y que estoy más preparada para el amor
que hace veinte, diez años. Soy mejor amante que nunca y los prejuicios se me
van cayendo con cada nueva experiencia.
Cada vez necesito menos, lo que no quiere decir que me
conforme más.
Me sigue gustando cumplir años. Y celebrar cada 15 de abril.
A mi manera, siempre.
A mi manera, siempre.
6 comentarios:
Felicidades por ser 15 de abril y porque eso te gusta.
También por el desapego-apego con el que has sabido construirte la vida, con mayor plenitud que la mayoría.
Todas madre y todo padre suelen dejar como herencia una o dos o tres frases que son como faros. De la mía también recibí la de "Más vale una vez colorado que ciento amarillo", y la cumplo a rajatabla.
Besos
Los mejores futuros son los que ni siquiera nos hemos atrevido a soñar, creo yo ;)
Felicidades! pasa un bueno día!
besos
Ole. Felicidades, superguapísima. Cada año mejor.
¡Muchas felicidades, chica!
Un beso muy grande.
Poder decir te quiero sin tener que decir nada, qué fácil y qué difícil a la vez. Me gusta ver cómo pasa el tiempo por ti, verte madurar, crecer poco a poco, ver cómo te conviertes en la maravilla que eres. ¡Qué bien te sienta cumplir años! ¡Qué suerte compartir tu alma de morena!
Desde este anonimato que me define, te deseo, querida ETDN, la más sincera de las felicidades.
Gracias a todos, por ser parte de mi felicidad. Y por seguir aquí.
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