ACERTIJOS
Y
si la piel recuerda más que el hambre,
¿dónde
quedan nuestras manos?
¿dónde
la palabra
incapaz
de deshacer cicatrices
con
la precisión con la que abre heridas?
¿A
qué esta necesidad de una mentira?
¿De
dónde esta sed,
esta
furia,
estas
ganas de guerra,
este
afán de derrota?
¿Por
qué el ansia insaciable de lo que hiere,
de
lo que arrastra,
de
lo que mata?
Entretanto
las
preguntas,
el
misterio,
los
silencios,
la
espera.
Poco
importan las respuestas.
No
hay salida en este laberinto
de
contradicciones y trampas,
de
humo y espejismos,
de
números imposibles.
Al
final, la nada.
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