de nuevo!
Así que aparta el libro,
las flores que guardabas para dar a alguien:
sólo la espuma blanca y colosal de la calle tiene alguna
importancia,
las nuevas flores blancas que comienzan a brotar ahora.
-John Ashberry-
Acabó diciembre mal, fin de un año impar ambivalente y raro, con demasiadas emociones en las que cupieron el amor, la enfermedad y el dolor. Acabó diciembre en portazo, sin respuestas y con una mala borrachera de rabia y lágrimas por una fiesta que se celebraba en otro sitio.
Acabó diciembre con Madrid nevado de postal navideña. En enero siguió nevando y siguió la vida, y yo dejándome arrastrar por ella para no sucumbir otra vez al desamor. A mediados de enero otro vuelco anhelado y temido. Nunca se sabe si las cosas llegan en el mejor o en el peor momento. Llegan cuando llegan y ya está. Llegó la convocatoria de la oposición y cuatro meses de estudio e incertidumbre por delante. Me olvidé de mis heridas y me concentré en lo que tenía que hacer. La búsqueda de información, la desesperación ante los temas en blanco, las horas entre apuntes, los días iguales.
Pero entremedias hubo tiempo para aperitivos de domingo alargados hasta la hora de la cena, para una fiesta de cumpleaños por todo lo alto, para noches de vodka y sprite del “Perdición” al “Lujuria”, para los juegos del Facebook, para algunos relatos y unas cuantas fotos. Siguieron las consultas médicas, las sesiones del Bremen, las presentaciones de libros, las exposiciones, las tertulias de los jueves, el Ladrón de Tinta, Casa Federica, la Blanca Paloma. Las lentejas, las paellas, los quesos y la empanada, la lasaña, los risottos. Los amigos. Las emociones. La mente sólo en el futuro.
Y llegó mayo, y pasó el examen. Siguió la vida y se hizo el verano. Vino el mundial y los planes. Fuera los miedos y las nostalgias en un concierto que fue un exorcismo de risas y baile, una victoria elegante y para siempre ante la certeza absoluta de que la derrota fue ganancia. Y un viaje inesperado a Praga, paréntesis mágico y feliz. Después el que ya es el mar de mis veranos y un fin de semana de spa manchego agostando agosto. Más exámenes y un fin de verano de fiesta y peña. Con las tormentas llegó el otoño. Con el frío, la vida en orden. El pasado atrás, el presente en calma, el futuro sorpresa.
Estas navidades he vuelto a las tradiciones: el belén y el fin de año junto al mar, con la familia elegida de los amigos. No me tocó la lotería del bombo pero sí la de una plaza fija en un trabajo que me gusta. 2010 termina con un concierto – este de verdad - apoteosis de música, baile, alegría y besos, con esa euforia contagiosa que se da sólo en raras ocasiones.
Al 2011 le pido salud, ánimo e inspiración y seguir rodeada de tan buena gente capaz de dibujar sonrisas en mis labios y en mi alma. Doce meses por delante en los que ahora, en este momento, cualquier cosa es posible.
FELIZ AÑO a tod@s desde esta tierra de nadie porque es vuestra, desde este área de descanso donde os espero en 2011.
2 comentarios:
Feliz año para ti también.
Me siento afortunada de tener este sitio de descanso.
BERNA (NOVA)
¡Qué bonito el balance que haces del año que se ha terminado y buenos deseos para el que comienza!
Que tengas un muy feliz año - con un poco de retraso porque llevaba mucho tiempo sin visitar esta Área de Descanso.
Besos.
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