El verano es siempre una promesa de nueva
adolescencia
(Ramón González Correales. Leído aquí )
Volver a los veranos y a Quique González. Y a las canciones
que miden cada uno de nuestros veranos.
Se
nos iba la vida al quitarnos la ropa
en aquella pensión tan pegada a la playa,
nos contamos mentiras, nos compramos promesas
nos hacían cosquillas las luces del alba.
en aquella pensión tan pegada a la playa,
nos contamos mentiras, nos compramos promesas
nos hacían cosquillas las luces del alba.
Nunca
se siente uno tan joven como en verano. Porque en casi todo lo bueno que nos
pasó alguna vez hubo un verano, una playa, una piscina, una terraza, un
vestido, una borrachera, una noche interminable, un amanecer, un beso.
Y que no rocen la herida,
no me ofrezcan otro trato,
no me vayan a engañar,
es la forma más sencilla cuando eludes tu pasado
de no, de no volverlo a pisar.
no me vayan a engañar,
es la forma más sencilla cuando eludes tu pasado
de no, de no volverlo a pisar.
Incluso
ahora que los veranos son más para la paz que para el arrebato, más para la
soledad que para el jolgorio, para la pausa y la holganza, no deja de latir en
ellos una cierta emoción, una predisposición de ánimo que nos mantiene en vilo.
Como si en cualquier momento pudiera suceder algo que nos haga volver a medir
el tiempo en veranos, a recuperar la adolescencia.
Y el amor es la moneda que dejamos siendo niños
en la vía del tren.
Y tu cama la autopista
que incendiamos no tan jóvenes.
en la vía del tren.
Y tu cama la autopista
que incendiamos no tan jóvenes.
Porque
el verano se antoja largo y dulce, porque alberga promesas. Aunque no haya ya
grandes planes, ni toque viaje, el verano es tiempo para soñar.
1 comentario:
Me gusta tu entrada. Me gusta tu área de descanso. Y más si suena Quique.
me pasaré de nuevo ;)
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