La vida se nos da vacía
. Tenemos que inventar la parte feliz
- Richard Ford. Canadá-
Hay años que marcan la vida. Años que se recuerdan siempre. Años
sellados por el amor o por los cambios, por acontecimientos que suponen finales
o comienzos. Y otros que pasan sin pena ni gloria porque no hay mucho que
reseñar de ellos, apenas algo que recordar - tal vez un viaje o un encuentro - y permanecen en el calendario de nuestra
memoria como una nebulosa de días intercambiables, de rutinas, de tedio.
2013 ha sido uno de esos años un poco bobos, insulsos,
perfectamente olvidables. Algo de ruido exterior pero poco cambio interior. Más
trabajo (y peor), más cansancio, más desgana. Vergüenza del oficio,
incomodidad, desmotivación laboral. Sólo 16
post (con este 17). Una novela que no avanza, o avanza tan lento que
cada vez cuesta más dar el siguiente paso.
Sin motivos para el recuerdo pero tampoco para la queja.
Buena salud mía y de los míos, dos bodas (y ningún funeral), un nacimiento, dos
viajes felices y perfectos, un par de fines de semana en la sierra en esa casa
soñada en vías de extinción, algunos encuentros, las amistades de siempre y las
nuevas, la terraza (con su rosal, su cosecha de pimientitos, su hierbabuena y
su albahaca), la piscina, el verano tranquilo (y corto, siempre demasiado
corto), la feria del libro y sus fiestas y sus posados en fotocall, las
presentaciones de libros, los aperitivos de domingo que acaban a las diez de la
noche, esos otros domingos de paseo por el Retiro y películas petardas de
Antena 3.
Ha sido el año de Twitter, también. Un descubrimiento tardío
del que renegué durante tiempo porque no le pillaba el punto y gracias al cual
he recuperado algo de mi pulso periodístico, en permanente peligro de
adocenamiento, y he encontrado gente inteligente, con la que me río, de la que
aprendo, que mantiene mi mente estimulada en un mundo en el que cada vez
encuentro menos cosas que me saquen de la rutina y el aburrimiento.
Me indigné y me entristecí en enero por las nuevas
condiciones laborales; nevó en febrero; en marzo viajé a Oviedo por la mejor de
las razones y me dí el capricho de una tarde sin salir de la habitación del
Reconquista, la lluvia fuera y el calor dentro; en abril descubrí a Rodríguez e
imaginé amores platónicos por encima de mis posibilidades; en mayo floreció el
rosal; en junio se casó uno de los pocos amigos antiguos que conservo y el
destino jugó al despiste: lo que pudo haber sido no fue; en julio mi Lisboa
querida, (a la que aún le debo algún otro capítulo de memorias), quizá lo más
memorable de este 2013; en agosto mi refugio de mar y descanso, y una playa
desierta después de una tormenta de fin de verano; en septiembre varias fiestas
veraniegas retrasadas y la lluvia inoportuna; en octubre el otoño con la
tristeza de todos los otoños; en noviembre un fin de semana pleno de amigos y
campo, una botella de tequila a medias para celebrar un cumpleaños fuera de fecha
y una chispa de emoción que se extinguió como el sueño de Cenicienta al llegar
las doce; en diciembre el frío, la puta realidad destrozando las ilusiones que
nos atrevemos a imaginar y de nuevo los amigos que elegimos de familia como el
mejor lugar donde ser feliz.
Pero de alguna manera hay que llenar el vacío de la vida. Y
en 2014 habrá que seguir inventando motivos para la felicidad o la ilusión. Que
en abril cumplo 40 y aunque conozco la trampa que encierra todo deseo, a este
año le pido, con todo el descaro, señales que no despisten, ilusiones que no se
malogren antes de estallar, empujoncitos de alegría que hagan memorable el año.
Que alguna mentira inventada se vuelva verdad.
FELIZ 2014
3 comentarios:
Eooo!!!!
Me alegro de haber sido memoria de un mes.
Este año tiene que caer Madrid un día. Qué coño.
Buen 2014. Y si quieres un lector/corrector para tu protonovela, ya sabes.
Suerte con la invención, chica. Hay que atreverse; si no, qué nos queda.
Un beso grande.
Usted es ya memoria de años, don Micro. Seis en marzo, si la ídem no me falla. Y que sigamos fabricando recuerdos muchos más.
Póngase de acuerdo con Portorosa y vengánse los dos^a Madrid con sus chicas, avisando con tiempo para incendiar la ciudad y lo que haga falta. Con atrevimiento e imaginación, siempre.
Besos a los dos y lo mejor para 2014.
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