La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

miércoles, 23 de abril de 2014

LA VIDA EN LOS LIBROS


Rescato para este 23 de abril algunos párrafos del artículo de Antonio Lucas publicado ayer el El Mundo

"EN LOS LIBROS encuentro esa otra parte de la vida donde no alcanza mi vida. Ese otro yo que se vuelve alegre al roce del papel: el que gusta de un viaje imprevisto, de una penumbra compartida, de una página leída a dos voces, de un poema dicho en alto, de un descubrimiento, de una impaciencia, de ciertas desnudeces que dispensa el leer apoyado en el calor de un cuerpo ajeno.
En los libros uno vuelca recuerdos, vicios, pecados, manías. En algunos párrafos inesperados he amado como nunca imaginé que era posible. (...)
Leer es lo que importa. Escribir tan sólo es la forma más honda de leernos a nosotros mismos.
El libro no es una herramienta, sino un motor en marcha (...)

(el artículo completo aquí, leedlo): 

¡FELICES LECTURAS! 

martes, 15 de abril de 2014

40

Tenemos memoria, tenemos amigos/tenemos los trenes, la risa, los bares/ tenemos la duda y la fe, sumo y sigo/ tenemos moteles, garitos, altares/ Tenemos urgencias, amores que matan,/ tenemos Venecia, tenemos Manhattan./ Tenemos zapatos, orgullo, presente,/tenemos costumbres, pudores, jadeos,/tenemos la boca, tenemos los dientes,/ saliva, cinismo, locura, deseo.
Más de cien palabras, más de cien motivos/para no cortarse de un tajo las venas/
más de cien pupilas donde vernos vivos,/más de cien mentiras que valen la pena.
(J. SABINA)


La extrañeza de no ser ya joven y no sentirse mayor aún.

El peso del pasado y la responsabilidad del futuro, o al revés.

Abrir los brazos a la calma, sin acabar de renunciar a la emoción.

Acoger a los fantasmas, esos viejos conocidos que ya no hacen daño,
a los que se mira, a veces, con cierta ternura. O con nostalgia.  Acunarlos cerca del pecho, como a hijos inexistentes, los que nunca fueron, sin dolor que valga, salvo el recuerdo de lo perdido. Eso es todo lo que queda, que no es poco.

Esperanza y añoranza a veces se confunden, pero el sentimiento cada vez lacera menos.

Y ya no sé si es pérdida o ganancia, pero el balance es equilibrio, casi la mayor parte del tiempo. Ese tiempo que se lo come todo.

Estoy en la mitad de mi tiempo y eso asusta y conforta.

Confesar que se ha vivido. Y esperar que lo mejor de la vida está por venir.

Te llaman porvenir/porque no vienes nunca./Te llaman: porvenir,/y esperan que tú llegues/como un animal manso/a comer en su mano./Pero tú permaneces/más allá de las horas,/agazapado no se sabe dónde./... Mañana!/Y mañana será otro día tranquilo/un día como hoy, jueves o martes,/cualquier cosa y no eso/que esperamos aún, todavía, siempre. Ángel González






No es malo el balance, a pesar de todo. Podría ser mejor, también peor: asumo con satisfacción que sea mío.

Si la madurez era esto, bienvenida sea.













Permanece el mismo asombro ante la vida que entonces



Tenemos un as escondido en la manga,/tenemos nostalgia, piedad, insolencia,/ veneno, resaca, perfume, violencia./Tenemos un techo con libros y besos,/tenemos el morbo, los celos, la sangre,/tenemos la niebla metida en los huesos,/Tenemos el lujo de no tener hambre./ Tenemos talones de Aquiles sin fondos,/ ropa de domingo, ninguna bandera,/nubes de verano, guerras de Macondo,/setas en noviembre, fiebre de primavera.

Tenemos naufragios soñados en playas/de islotes son nombre ni ley ni rutina,/tenemos heridas, tenemos medallas,/laureles de gloria, coronas de espinas/Tenemos proyectos que se marchitaron,/crímenes perfectos que no cometimos, /retratos de novias que nos olvidaron,/y un alma en oferta que nunca vendimos. 
(J. SABINA)


Y lo que nos queda ...


DE AHORA EN ADELANTE  (Jaime Gil de Biedma)

Como después de un sueño,
no acertaría
a decir en qué instante sucedió.
                              Llamaban.
Algo, ya comenzado, no admitía espera.

Me sentí extraño al principio,
lo reconozco -tantos años
que pasaron igual que si en la luna...
Decir exactamente qué buscaba,
mi esperanza cuál fue, no me es posible
decirlo ahora,
                    porque en un instante
determinado todo vaciló: llamaban.
Y me sentí cercano.
Un poco de aire libre,
algo tan natural como un rumor
crece si se le escucha de repente.

Pero ya desde ahora siempre será lo mismo.
Porque de pronto el tiempo se ha colmado
y no da para más. Cada mañana
trae, como dice Auden, verbos irregulares
que es preciso aprender, o decisiones
penosas y que aguardan examen.
                              Todavía
hay quien cuenta conmigo. Amigos míos,
o mejor: compañeros, necesitan,
quieren lo mismo que yo quiero
y me quieren a mí también, igual
que yo me quiero.

Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.